Bruselas se ha convertido estos días en el escenario de la cumbre de la OTAN y, por tanto, de encuentros de las grandes figuras políticas. De todos ellos, probablemente el que más está dando de qué hablar es el de Donald Trump y Emmanuel Macron, así como el de sus respectivas mujeres. El Presidente de Estados Unidos suele convertir en noticia cada una de sus palabras, acciones y hasta gestos, y el contraste del matrimonio que forma junto a Melania Trump frente al del dirigente francés y Brigitte Trogneux resulta especialmente llamativo. Dos parejas que se han visto unidas en la capital belga, pero que son definitivamente opuestas en muchos aspectos.
Dos Presidentes, dos Primeras Damas… y un sinfín de diferencias. Ambos han comenzado sus mandatos este mismo año –Donald Trump en enero y Emmanuel Macron hace apenas dos semanas-, y sus recientes investiduras han colocado también en un primer plano sus respectivas historias de amor. Ya conocíamos la de los Trump, que se conocieron en una fiesta en 1998, cuando él tenía 52 años y ella 28. Les separaban casi 24 años, pero eso no fue un impedimento para que, en enero de 2005, pronunciaran el “sí, quiero”.
Curiosamente, es prácticamente la misma diferencia de edad que existe entre Emmanuel Macron y Brigitte Trogneux, solo que en su caso es justo al revés: ella tiene 64 años y él 39. El actual Presidente francés se enamoró cuando era un adolescente de su profesora de Literatura y antes de comenzar la universidad se declaró: "Haga lo que haga, me casaré con usted”. La boda prometida llegaría en 2007.
Brigitte es la mujer de su vida y Macron no teme mostrarlo en público. El día que tomó posesión de las funciones, por un momento nos olvidamos del carácter político del acto cautivados por el romántico beso del nuevo Presidente francés y su esposa. La complicidad existente entre ellos es palpable en cada una de sus apariciones.
Donald y Melania Trump, por su parte, han optado por una forma totalmente opuesta de mostrar su amor ante las cámaras. Infinitamente más moderados en las exhibiciones públicas de afecto, los gestos de cariño entre ellos a veces se echan de menos, y su actitud casi distante les ha llevado a protagonizar más de un titular.
Las familias de los dos dirigentes son numerosas. Donald Trump tiene cinco hijos: el más joven, Barron, es también hijo de Melania, pero los otros cuatro nacieron de las anteriores relaciones del mandatario estadounidense. En el caso del Presidente francés, fue su mujer quien aportó al matrimonio sus tres hijos, Sébastien, Laurence y Tiphaine, que tuvo con su primer marido.
Precisamente una de las hijas de Trump, Ivanka, se está convirtiendo en una pieza indispensable en la nueva Administración de Estados Unidos, sobre todo después de lograr un puesto oficial en la Casa Blanca como asistente especial de su padre. La vocación política de Donald Trump se ve reflejada en Ivanka, no tanto en Melania, quien, sin descuidar sus obligaciones, parece sentirse más cómoda en un discreto segundo plano. Es innegable, eso sí, que Melania, modelo en su juventud, está muy concienciada con su imagen y, si bien su estilo ha dado un ligero giro desde que ha adquirido su cargo, conserva su esencia llamativa y atrevida con ese toque sexy y exuberante que siempre le ha gustado.
Todo lo contrario que Brigitte Trogneux. No son pocos los que opinan que ella, que se autodefine como una ‘femme normale’ (una mujer normal) es en gran parte responsable del éxito de su marido. "Es la mujer que lo ha emancipado, que lo ha ayudado en sus estudios, que lo ha empujado a lo más alto", escribe Anna Fulder en el libro Emmanuel Macron, un joven tan perfecto. Moderna y juvenil sin perder la elegancia y muy chic, el estilo de Brigitte es la encarnación de la sofisticación francesa que transmite el matrimonio Macron.
Este contraste se ha visto claramente reflejado en el primer encuentro entre Melania y Brigitte en Bruselas, para el que eligieron looks muy distintos. Melania Trump vistió un dos piezas de cuero con cinturón ancho color beige y con apertura delantera de la casa de moda belga Maison Ullens, a juego con unos zapatos de Manolo Blahnik. Más juvenil e informal, Brigitte Trogneux se atrevió con un vestido minifaldero negro, con cinturón bajo a la cadera y bolso y zapatos crema y negro de marroquinería a juego. Eso sí, si algo tienen en común es que levantan pasiones allá donde van, lo cual ha quedado demostrado con los centenares de personas se congregaron en las cercanías del Magritte para ver de cerca a las Primeras Damas.