No corren buenos tiempos para Isabel Pantoja. Mientras aún sigue en el aire la noticia sobre la puesta en venta de la finca Cantora para hacer frente a los presuntos problemas económicos tras su salida de la cárcel, parece que, en esta ocasión, su piso en Sevilla se convertiría en la cuarta propiedad que la tonadillera estaría tratando de vender. Según las palabras del periodista Antonio Rosi en el Programa de Ana Rosa, Pantoja habría puesto precio a su piso de Sevilla, valorado en 600.000 euros. Se trata de la vivienda en la que Isabel convivió con Paquirri en los años previos a su muerte y que la artista adquirió con sus primeros ahorros.
Vuelve a plantearse un horizonte oscuro para la cantante que no ha dejado de superar situaciones complicadas a lo largo de su vida. Momentos de los que hemos sido conocedores debido a su perfil público. La puesta en venta de este inmueble enlaza directamente con uno de los momentos más duros de su vida, la muerte de su marido Francisco Rivera.
La popularidad llegó a la vida de Isabel Pantoja a principios de los años 80 de la mano de Paquirri aunque ella ya era una artista conocida en los círculos flamencos de la época. El 26 de mayo de 1980 la cantante conoció al que sería su marido durante las fiestas de Jerez de la Frontera y el flechazo fue inmediato. Tras tres años de noviazgo la pareja se dio el “sí, quiero” y cuando todo parecía ser perfecto en su vida, tras el nacimiento de su hijo Francisco, Paquirri perdía la vida en la Plaza de toros de Pozoblanco. Después de la trágica perdida, Isabel se convirtió en ‘La viuda de España’.
Pocos reveses importantes sufrió Isabel durante la siguiente época, comprendida entre finales de los 90 principios de 2000. Solo un traspiés empresarial, la apertura de su restaurante "La Cantora" en Fuengirola, que tras inaugurarse en el año 2001, cerró sus puertas solo cuatro años después. A pesar de que los años siguientes la cantante vivió una época de tranquilidad personal y éxito profesional, la vida de su hijo Francisco también puso en jaque a la artista. La separación de Kiko y Jessica Bueno, madre de su primer nieto, hizo cambiar el afecto que la cantante sentía por la modelo por preocupación al ver alejarse al pequeño Francisco de su lado. Momentos de dificultad que con el tiempo se fueron calmando hasta llegar a la estable situación que en la actualidad vive Kiko tanto profesional como personalmente.
La llegada de Julián Muñoz a la vida de Isabel fue el comienzo de la tormenta personal de la que aún no ha conseguido salir, sobre todo desde el punto de vista económico aunque también en el afectivo. Antes de que comenzaran las turbulencias de la Operación Malaya en la vida de Isabel, la que había sido su mujer de confianza Dulce de la Piedra, abandonó a Isabel después de unas desavenencias personales de las que la propia cuidadora de Isabelita habló tras su salida del reality ‘Supervivientes’. Un enfrentamiento que afectó mucho a ambas partes y que acabo en denuncia por parte de Isabel al considerar que Dulce habría vulnerado la cláusula de confidencialidad que versaba en su contrato.
La Operación Malaya ha sido otro de los grandes varapalos personales en la vida de Isabel Pantoja. La implicación de su entonces pareja, Julián Muñoz, en la trama y su posterior ingreso en prisión convirtieron a la cantante en objetivo de la prensa y de la investigación judicial. Dos veces vimos a la artista acudir a visitar a Julián a la cárcel antes de que diera por terminada su relación sentimental con el exalcalde.
Un año antes de su ingreso en prisión, en noviembre de 2013, Isabel vivió otro de los momentos más complicados de su vida. La mayoría de edad de Isa, su segunda hija, llegó con anuncio de embarazo. La cantante emitía un comunicado consciente de la repercusión mediática que tendría la situación mostrándose muy orgullosa de la llegada de un nuevo miembro de la familia. Sin embargo, tiempo después, Isa decidía abandonar Cantora y comenzar su propia vida alejada de la protección de su madre. Una marcha que supuso un nuevo contratiempo personal para la cantante.
El 21 de noviembre de 2014 llegaría una de las experiencias más duras vividas por Isabel Pantoja. A las 7:55 de la mañana, la cantante ingresaba en la prisión de Alcalá de Guadaíra para cumplir la pena de dos años de prisión por blanqueo de capitales. Su paso por el penal tuvo consecuencias emocionales y económicas para la cantante.
Una vez superado su paso por prisión, la cantante protagonizó en un encierro voluntario en Cantora, de la que solo ha salido para atender a sus compromisos profesionales. Unos encuentros con su público que no estarían siendo lo prolíficos que se esperaban. La falta de ingresos y la necesidad de hacer frente al pago de la multa impuesta por el juez habrían hecho mella en su economía hasta el punto de verse obligada a desprenderse de su patrimonio para solventar una delicada situación financiera.