Lleva el arte en las venas y lo ha demostrado en todas sus facetas. Ángela Molina vuelve a las tablas con su último trabajo, ‘Concierto para un olmo’, que acaba de estrenarse en la ciudad de los patios, Córdoba.
La hija de Antonio Molina comparte protagonismo en este singular montaje con el pianista cordobés Pablo Amorós y la bailarina Teresa Nieto. Una obra concebida como una trinidad en la que palabra, danza y música aúnan su poder para transmitir al espectador el mensaje vital a través de la personificación del olmo, en cuya piel se pone la veterana actriz.
Aunque la actriz procede de una ya mítica saga de artistas, ha sido habitual verla ahondando en su faceta más relacionada con el mundo musical. Esta vez, Ángela va a mostrar sobre las tablas su lado más dramático vinculado al mundo de la interpretación. Para ella, como ha confesado en una entrevista realizada para 'El Diario de Córdoba', ponerse en la piel de un olmo e intentar conseguir esa conexión entre música, baile y dramatización “no ha sido tarea fácil”. Sin embargo, considera que toda actriz debe aspirar a una progresión en su carrera hasta dar lo mejor de sí misma y explorar distintos registros.
A sus 61 años, la artista disfruta de una excelente “edad de oro”. Ángela se ha convertido en una de las abanderadas de la belleza natural. La actriz no tiene miedo al paso del tiempo ni a sus efectos. En numerosas ocasiones, (como en una entrevista concedida en ‘La Vanguardia’ hace un año), ha confesado que apenas utiliza cremas u otros productos para frenar el efecto de los años, solo un poco de hidratante, vaselina para los labios y agua para limpiar su rostro. Algo admirable en una época en la que los cánones de la eterna juventud mandan. En una de sus últimas entrevistas para el diario El Español, Molina volvía a tratar el tema de su belleza natural con mucha naturalidad: “El paso del tiempo deja a uno cada vez más desprendido de la belleza. La vejez te va domando y hay que despedirse de la belleza que siempre te ha acompañado, te va tramando de otras maneras”.
No tiene miedo a envejecer, pero sí se cuida mucho. Ángela lleva una vida sana, como publicaba el diario El País, se ha entregado a la dieta vegetariana y practica yoga. Tiene claro que una cosa es el aspecto exterior y otra muy distinta es cómo esté cada uno por dentro. Aunque no le preocupen ni las canas ni las arrugas, sí le gusta sentirse bien y por eso no deja nada al azar.
Además de estrenar obra, la artista acaba de comprometerse con un proyecto mucho más importante: ha participado en una campaña que promueve la donación de órganos del Hospital Reina Sofía de Córdoba. La cantante ha declarado que, para ella, ser donante de órganos es una de las “mayores muestras de solidaridad a las que puede aspirar el ser humano”, ya que supone colaborar y ayudar a otros con algo cuyo valor es absolutamente incalculable.