Rosario Flores, así es la estable vida de la 'coach' favorita de ‘La voz’

Además de triunfar en el plano profesional, en el personal, la vida también le sonríe. Analizamos la faceta más desconocida de la hija de 'La Faraona'

Por Gtresonline

Rosario Flores se encuentra viviendo un momento dulce en su vida. En lo profesional triunfa por partida doble como estrella de la música y la televisión. Su papel de 'coach' en unos de los programas con más éxito de la televisión, ‘La Voz’, le ha hecho triunfar no solo entre los espectadores españoles, sino también en México donde se ha ganado al público y a los niños de ‘La Voz Kids’ junto al cantante Maluma.

Su dilatada experiencia en el mundo de la música -en el que comenzó cuando tan sólo tenía 20 años- avala a esta artista de raza, que a finales de 2016 lanzó al mercado su último trabajo discográfico, ‘Gloria a ti’. Con él afirma volver a sus raíces flamencas rindiendo un sentido homenaje a su madre, la inolvidable Lola Flores. A sus 56 años, Rosario tiene más energía que nunca y sigue dispuesta a quemarla sobre el escenario, donde se desenvuelve como pez en el agua y hace gala de todo su arte.

Pero también en el aspecto personal, la vida sonríe a la benjamina del clan Flores, pues junto a su marido, Pedro Lazaga, forma una de las parejas más estables y consolidadas del panorama nacional. Y fue el trabajo lo que precisamente les unió. Se conocieron hace más de 15 años, durante el rodaje de la película de Pedro Almodóvar ‘Hable con ella’, en la que Rosario era una de sus protagonistas y él ejercía de asistente de dirección.

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Desde entonces se hicieron inseparables y en 2006 dieron la bienvenida a su primer hijo, Pedro Antonio, el segundo para Rosario, que ya era madre de Lola, nacida de una relación anterior con el bailarín Carlos Orellana en 1996. Pero su felicidad no acabaría aquí, puesto que contrajeron matrimonio pocos meses después en una boda secreta celebrada en la localidad gaditana de Caños de Meca a la que solo asistieron sus familiares y amigos más íntimos, cumpliendo así con su deseo.

Rosario y Carlos siguen tan enamorados como el primer día y llevan una vida muy tranquila, alejada de escándalos, en las afueras de Madrid. No es frecuente verles juntos en concurridos actos públicos ni fiestas, en los que la cantante acostumbra a posar en solitario. El director es un hombre más bien discreto que prefiere mantener un perfil bajo, cediendo todo el protagonismo a su mujer.

Por el contrario, el matrimonio es un enamorado de la calma de las playas de Cádiz, donde suele viajar todos los años para disfrutar del descanso estival. Allí disfrutan del mar y el sol durante tranquilas jornadas familiares junto al pequeño Pedro Antonio, protagonizando tiernas escenas en las que no faltan los besos. La pareja no esconde su amor y se siente libre en uno de los lugares con más significado para ellos.

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