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Se ha dado un respiro. Rafa Nadal anunció hace unos días que no volverá a competir este año dado que quiere recuperarse por completo de las molestias que le causa una lesión que se hizo en la muñeca, que le hizo abandonar en Rolad Garrós y perderse Wimbledon. “Esta recuperación acelerada me ha causado dolor en todos los torneos desde entonces y ahora me veo obligado a parar y pensar ya en 2017” señaló el deportista en un comunicado. Un respiro que le hará perderse algunas de las grandes citas de la temporada pero que acoge gustoso para recuperar la mejor versión de sí mismo.
En este tiempo lo que tiene que hacer el mallorquín es descansar y la mejor terapia es hacerlo en buena compañía. En una publicación en sus redes sociales, Rafa ha mostrado con quién afronta esta terapia de descanso. “Unos días de relax” escribe junto a una imagen en Sainte-Agnès, una población en la región de Provenza-Alpes-Costa Azul. Además de ser uno de los pueblos más bonitos de Francia se considera el pueblo costero más alto del país galo.
En la fotografía posa con su novia Xisca Perelló, en un entorno montañoso que da una pista acerca de la belleza del lugar. No es habitual que el tenista muestre fotografías de sus vacaciones y tampoco que aparezca con su novia, con la que mantiene una discreta y sólida relación que dura más de una década. Ella, que le conoce de toda la vida, le sigue por medio mundo acompañándole en sus victorias y sus derrotas, dándole el cariño y la tranquilidad que necesita. Por eso en esta etapa también está junto a él, convirtiéndose en su mejor “medicina”.
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En estas últimas semanas no se ha separado de Rafa, ya que por supuesto también le acompañó en la inauguración de la escuela de tenis que el deportista ha creado en su tierra mallorquina. Nadal inculcará a los niños el amor por este deporte, algo que tenía en mente desde hace tiempo. “Es un sueño hecho realidad, un proyecto por el que mi equipo y yo hemos trabajado durante años” explicó muy emocionado. Ante la atenta mirada de su familia, su novia y su amigo y rival Roger Federer. “Es una gran idea, yo no tengo una academia como esta” confesó el suizo con una sonrisa.
Esta escuela nace como un complejo residencial en el que los alumnos, de entre 12 y 18 años, pueden formarse en el tenis pero también académicamente a través de un programa con la American International School. El objetivo de la escuela es formar deportistas profesionales pero también ayudarán a sus alumnos a encontrar programas formativos en caso de que no den el salto la élite de este deporte. Se impartirán además cursos de verano.
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