Momentos de emoción, instantes repletos de significado y nervios a flor de piel. Kiko Rivera e Irene Rosales han protagonizado un romántico 'sí, quiero' que ha tenido lugar en Sevilla, en el que han estado rodeados de sus seres más queridos, entre ellos, la madre del novio, su abuela, sus tíos y sus tres hermanos.
Isabel Pantoja, la madrina de la boda, no pudo más que emocionarse al presenciar la emotiva sorpresa que su hijo había preparado para ella. Si en toda boda la música cuenta con un papel muy importante, en el enlace del hijo de Isabel Pantoja estuvo más que presente. La artista fue sorprendida con la actuación de un mariachi que cantó Amor eterno, un clásico de Juan Gabriel, gran amigo de la artista. Una emotiva sorpresa con la que Kiko Rivera consiguió que su madre rompiera a llorar en un mar de lágrimas desde la primera nota.
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La artista también protagonizó uno de los momentos más destacados de la ceremonia cuando caminó hacia el altar con su hijo ejerciendo de madrina. "Me caso con la mujer que amo ante mi madre y mis tres hermanos: me va a estallar el corazón de alegría", aseguraba Kiko en la revista ¡HOLA!. Al igual que cuando se ha reencontrado con Francisco y Cayetano. Educados y cariñosos, los hermanos Rivera se han acercado a saludar a la artista con dos besos y han mantenido unas palabras con esta, en presencia de Lourdes Montes. Todos ellos han charlado durante unos minutos de lo bonita y emotiva que ha sido la ceremonia.
Después de más de dos años de noviazgo, la pareja se ha dado el 'sí, quiero' en la Hacienda Los Parrales, situada en la localidad sevillana de Sanlúcar la Mayor, donde han estado acompañados de 325 invitados. Este enlace llega diez meses después del nacimiento de la primera hija en común de la pareja, la pequeña Ana, la reina de la casa junto con Francisco, primer hijo de Kiko (fruto de su relación con Jessica Bueno). Fue en el bautizo de la niña donde Kiko aprovechó para pedir matrimonio a Irene, una ocasión que ha quedado para siempre grabada en su memoria.