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Y de nuevo más de un 25% de la audiencia se sentó frente al televisor para comprobar a qué artistas anónimos se les hacía un hueco en La Voz. Alejandro Sanz, Melendi, Malú y Manuel Carrasco desplegaron de nuevo sus mejores armas, no sólo para “cazar” el talento, sino para convencer a sus aspirantes favoritos de que se unan a su equipo. Decenas de voces pisaron el escenario tratando de conquistar en dos minutos el oído de los jueces y algunas lo consiguieron.
Fue el caso de Raúl, que venía con un grandísimo apoyo: el de su hermano Álvaro. Este sabe bien lo que es triunfar en algo que te apasiona y por eso no dudó en darle algún consejo. Y es que Álvaro Vázquez es uno de los jugadores del equipo de fútbol Espanyol. “Sé tú mismo, no pienses mucho en esta situación ni en todo lo que envuelve a esto, que muestres todo lo que vales, que vales mucho y nada más. Sé tú mismo y disfruta” le dijo. Raúl tiene claro que quiere llegar a lo más alto. “Mi hermano ha triunfado en el fútbol y a mí me encantaría triunfar en la música. Estoy renunciando a muchas cosas, a salir mucho, a disfrutar, a hacer lo que harían los chicos de mi edad, pero es lo que prefiero: centrarme, mejorar, dar clases de canto...”. El esfuerzo obtuvo su recompensa y fue escogido para engrosar el equipo Melendi.
Sin duda los momentos más divertidos los protagonizan siempre los coaches, los concursantes están quizá demasiado nerviosos. “Malú, de chica, estaba enamorada hasta las trancas de mí” comentó Alejandro y le lanzó también una broma a Melendi: “No enviar regalo de cumpleaños a Melendi. Melendi, malo”. Hay además algunos momentos curiosos con los participantes, pequeños comentarios que se salen de lo habitual cuando están juzgando sus voces. “¿De qué planeta viniste? Me gustaría orbitar en tu galaxia” dijo Manu Carrasco a Irene, una de las favoritas de la noche. “Mi mujer seguro que te pone algún defectillo, yo te veo guapísima” le dijo Alejando a Belén.
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Aunque los jueces saben más o menos cómo van a reaccionar los aspirantes, siempre hay algunas sorpresas. Eso le pasó a Malú con la concursante más joven, Alma, que con apenas 16 años tenía las cosas muy claras. La juventud e inexperiencia no supone falta de seguridad. La única que se dio la vuelta fue Malú que le dijo que querría llevársela con ella a su grupo, y ella contestó espontánea: “Ya veremos si me voy contigo”. Anécdota divertida que se unió al emocionante reencuentro de una participante con su abuela, después de tres años sin verse (vive en Polonia). Natalia consiguió que todos los coaches confiaran en ella y al ir a ver a su familia pudo abrazar a su abuela Yanina, que vino desde Polonia.
Los equipos empiezan a completarse, los recuerdos a escribirse y ya quedan pocas plazas libres así que dentro de poco empezarán las batallas. ¿Estás preparado?
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