Myriam de la Sierra, hija de los marqueses de Urquijo, madrina en la boda de su hijo Alejandro

Dio el 'sí, quiero' a Rebeca Selma, madre de su hijo Álex, de diez meses, en un enlace celebrado en Pastrana (Guadalajara)

por Cristina Álvarez

Hacía mucho tiempo que se conocían, pero no fue hasta hace tres años cuando el destino quiso que sus caminos volvieran a cruzarse. Desde entonces, Alejandro y Rebeca se han vuelto inseparables y sólo hay que estar unos minutos con ellos para darse cuenta de que están locos de amor el uno por el otro. "Además de lo guapa que es, lo que me enamoró de ella fue su personalidad. Es una chica muy normal, muy positiva, cuida mucho de mí, nos gusta el mismo tipo de música... ¡Podría tirarme así horas!", nos dice Álex con un brillo especial en la mirada. Rebeca, por su parte, también se deshace en halagos al hablar de él: "Me complementa, nos reímos mucho juntos, es muy buena persona y no tiene dobleces, lo que ves es lo que hay. Además siempre está alegre y, cuando hay un problema, él siempre dice: 'Si hay solución no es problema'". Fruto de ese amor, nació hace diez meses el pequeño Álex, un precioso bebé rubio de ojos claros que se ha convertido en el 'rey' de la casa y que tiene encandilada a toda la familia.

"Sabía que iba a ser un padrazo pero me ha sorprendido porque es muchísimo mejor de lo que me podía haber imaginado. Está muy pendiente de él y me ayuda mucho. Es maravilloso", nos confiesa la feliz mamá sobre su futuro marido, que le pidió matrimonio de una manera muy original. "Fue de camino al hospital, en la puerta de casa. Me arrodillé, le dije que si quería casarse conmigo y le di el anillo. En verdad era bastante buena estrategia, porque ¡era muy difícil que me dijera que no en esa situación!", explica Álex entre risas contando el momento tan especial que vivieron antes de que viniera al mundo su pequeño. Ahora, ha llegado otro gran día para ellos, el día en el que se darán el 'sí, quiero' rodeados de las personas más importantes de sus vidas.

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Pastrana, testigo de un enlace muy emotivo
Tenían muy claro cómo querían que fuera su boda, por eso, no tuvieron problema en empezar a prepararlo todo el pasado mes de julio. "Lo hemos hecho con tranquilidad, ¡sólo dos meses antes! y claro, ahora vienen todos los nervios", confiesa la novia, que cruza los dedos para que todo salga bien: "Lo bueno es que nos pusimos a ello y nos salió todo rodado". "Además, los dueños de La Cococha, que se han encargado del catering de la boda, son familia nuestra y nos han ayudado mucho. Macarena Narváez, que es la dueña, nos invitó a Pastrana y nos quedamos alucinados. Es espectacular y tiene mucho encanto", añade el novio.

El gran día ha llegado y empiezan a prepararse cada uno en su habitación. Eso sí, lo que se está viviendo en cada una es totalmente distinto. La tranquilidad de Álex, que está acompañado de su padre, Richard Dennis Rew, y su hermano Borja, además de un buen número de amigos, contrasta con los nervios de Rebeca. En la espectacular y luminosa suite nupcial, la novia respira hondo, pone música en su móvil y se deja en manos del maquillador y peluquero Sandro Nonna. Mientras, su madre, Rebeca Caracuel, se deshace en mimos con su nieto, que recorre la habitación dando pasitos de lo más simpático. "Es lo más bonito del mundo", dice orgullosa su abuela, que está muy unida a su hija, al igual que su hermana Mónica, su tía Paloma y su prima Vanesa, que llegan para ayudarle a ponerse su espectacular vestido de Pronovias. Un 'equipo de rescate' en el que también se encuentran algunas de sus mejores amigas, como la actriz Elena Furiase y Carmen Herrero, a la que todos llaman 'Kaki'. Las mujeres de su familia están muy unidas y derrochan complicidad cuando están juntas.

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Sin embargo, y aunque ahora tienen un 'príncipe' que las tiene enamoradas, es sin duda, su tío Francisco, padrino de la boda, con el que se viven algunos de los momentos más emotivos. Como manda la tradición, llega al final, cuando ya está lista, pero él no puede contener las lágrimas al verla. La hija de Lolita se arranca a cantar para calmar los nervios y todas terminan bailando y brindando por la felicidad de los novios. Mientras tanto, antes de poner rumbo a la iglesia, Álex recibe en su habitación la visita de su madre, Myriam de la Sierra, que luce un llamativo y elegante vestido rojo de Carolina Herrera. Emocionada, besa a su hijo y da los últimos retoques a su corbata y los gemelos, que pertenecieron a su abuelo, el Marqués de Urquijo. Todo va a salir perfecto.

Con algo de retraso, ya que la boda anterior se alargó más de lo previsto, la novia llega a la Colegiata de Pastrana en un espectacular Rolls-Royce que Juan de la Sierra, tío del novio, les ha dejado para este día tan especial. Mientras suena la marcha nupcial clásica de Wagner, Rebeca camina hacia el altar, donde le espera Álex, listo para pronunciar el 'sí, quiero'. “Estás espectacular”, le dice mientras la mira embelesado y coge su mano cariñosamente para intentar tranquilizarla. Sin embargo, ella ya sabía que le iba a resultar imposible no llorar, y así fue. Durante la misa, al pronunciar los votos, la voz de Rebeca se quiebra y necesita parar un segundo para coger aire y continuar. Finalmente logra terminar y el párroco, don Emilio, les declara marido y mujer ante la alegría de todos sus invitados, que les abrazan y besan para desearles la felicidad que se merecen. Una lluvia de pétalos les espera fuera del templo, donde se suceden los aplausos y el ‘¡Viva los novios!’. “Me dijeron que en cuanto pronunciara el ‘sí, quiero’ se me iban pasar todos los nervios, y así ha sido”, decía la novia, que no podía dejar de sonreír.

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¡Que empiece la fiesta!
El Convento del Carmen, fundado por Santa Teresa de Jesús por petición de los primeros duques de Pastrana, en 1569, está listo para recibirles y continuar con la celebración. Después de fotografiarse con todos sus invitados, la pareja hace su entrada triunfal en los salones bailando divertidos y cómplices al ritmo de Love never felt so good de Michael Jackson, ante la atenta mirada de sus invitados, repartidos en 17 mesas decoradas con unos llamativos manteles naranjas que eligió el propio novio. El menú del banquete estaba compuesto por canelones de seta con trufa, solomillo al vino tinto con patatas gratinadas y, de postre, un exquisito russo de toffee, que además sirvió de tarta de cumpleaños improvisada para Marc, hijo mayor de Normal Duval, que sopló las velas. Durante toda la noche, los brindis se sucedieron y también hubo algunos amigos que quisieron dedicar unas palabras a los recién casados. El más emotivo fue, sin duda, el de Gabriela Echegoyen, la mejor amiga de Álex, que provocó más de una lágrima. “Gracias Rebeca por hacerle feliz cada día y gracias a ti por ser mi hermano, mi alma gemela y un amigo tan fiel. Te conozco desde que tengo cuatro años y tu madre, Myriam, ha sido para mí como una segunda madre y ha estado siempre en lo bueno y en lo malo. Espero poder estar a vuestro lado el resto de mi vida. Os deseo toda la felicidad del mundo ¡y que tengáis más hijos!”, dijo provocando el aplauso de todos.

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Tanto Álex como Rebeca querían que su boda fuera tradicional pero con su toque personal y, eso sí, muy divertida. Lo mejor estaba aún por llegar y, ya con los nervios olvidados y dispuestos a pasarlo bien, la fiesta comenzó en el patio del Convento. Los recién casados abrieron el baile con El Lago de los Cisnes de Chaikovski y después se unieron los padrinos y los demás invitados. Pero en seguida la música cambió de tercio y el rock empezó a sonar con fuerza. La banda, formada por amigos del novio, tocó algunos grandes clásicos interpretados por el artista Toni Menguiano, aunque todos estaban deseando que Álex, que también canta y toca la guitarra, se subiera al escenario… ¡y así lo hizo! Eso sí, pidió que le acompañaran dos invitados muy especiales por cuyas venas corre sangre gitana, Elena y Guillermo Furiase, este último estaba algo afónico, con los que cantó No dudaría, de su tío Antonio Flores. Risas, bailes, abrazos, divertidas fotografías… la fiesta se alargó hasta altas horas de la madrugada y fue el mejor broche de oro a un día mágico que los novios jamás olvidarán.

¿Y la luna de miel?
Desde que vino al mundo, su hijo es su prioridad e intentan separarse de él lo menos posible. Tanto es así, que quieren que les acompañe en su viaje de novios, por lo que van a retrasarlo hasta principios del año que viene, cuando ya sea un poco más mayor. “Nos iremos a las Maldivas, pero vamos a esperar a enero o febrero. Ahora quince días no podemos dejarlo con las abuelas porque está en una época en la que no para quieto un segundo”, nos dicen entre risas. “Al principio habíamos pensado Bora Bora, pero eran muchísimas horas de vuelo. A Maldivas son como doce más o menos, así que así puede hacer bien el viaje”.