Rocío Carrasco y Fidel Albiac, la boda de los abanicos y las lágrimas
Los novios vivieron momentos de intensa emoción, igual que sus invitados, que no pudieron evitar tener en ocasiones un nudo en la garganta
Cuando una pareja se casa, es inevitable que la emoción se desborde. Después de 16 años de relación, Rocío Carrasco y Fidel Albiac celebraron la boda de sus sueños en Toledo, una fiesta de tres días en los que la amistad, el cariño y los recuerdos fueron protagonistas. Rocío caminó hacia el altar acompañada por la música de su madre en la canción Vibro, un romántico tema que consiguió que Rocío Jurado, '"a más grande", estuviera más viva que nunca en la memoria de todos. Un momento, de los muchos que se sucedieron a lo largo de la jornada, en el que los asistentes no pudieron evitar emocionarse, tanto, que les resultó imposible contener las lágrimas.
Los sentimientos fueron difíciles de ocultar ante los guiños y pequeños homenajes en los que Rocío recordó a sus padres. El hermano de Pedro, Antonio Carrasco, ejerció de “padrino” - en realidad de testigo dado que era una ceremonia civil -, y estuvo junto a Rocío en el altar. Fue una manera de tener así a sus padres junto a ella.
Las Campos, María Teresa, Carmen y Teresa, una segunda familia para Rocío, estuvieron por supuesto acompañando a la novia e igual de emocionadas, o más casi que ella misma. “Estoy muy feliz y nerviosa. Quiero muchísimo a Fidel y a Rocío. Tenemos una relación muy familiar desde hace muchos años. Mis hijas y Rocío tienen una complicidad muy grande y por eso se llaman hermanas, aunque todo el mundo sepa que no lo son. Evidentemente, nadie puede sustituir a una madre, y mucho menos a una como la Jurado, pero sí sé que Rocío, allá donde se encuentre, se alegrará de que su hija esté siempre protegida por mí" aseguraba María Teresa en las páginas del último número de ¡HOLA!
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Un cariño que quedó reflejado en la sorpresa que María Teresa le dio a la novia, para la que diseñó un par de zapatos, algo que ella le había pedido como único regalo (“No quiere regalos, pero yo haré lo que a mí me parezca” comentó María Teresa). Además Rocío se casó con los chatones (pendientes) que Terelu y Carmen lucieron en su boda, un detalle que manifiesta el gran significado que las Campos tienen en su vida. “Me hacía ilusión que los llevara” comentó la presentadora a su llegada a la finca poco antes del enlace.
Dadas las altas temperaturas que estos días ha habido en Toledo, el mercurio alcanzó ayer nada menos que unos 44 grados, los novios ya habían retrasado el inicio de la ceremonia hasta las 20.00 horas. Para combatir este intenso calor, dado que la celebración era al aire libre, los novios regalaron a sus invitados abanicos muy originales, ya que estos tenían la ilustración que Rocío utilizó para su invitación de boda. Se trata de un dibujo hecho expresamente para ellos por el pintor extremeño Juan Valdés, que retrató a Rocío de niña y que mantenía una gran amistad con su madre.
En esta ilustración se puede ver a un niño y una niña que son llevados en volandas mientras sus amigos cantan y bailan al son de la música, una pintura que avanzaba la gran emoción con la que los novios esperaban su gran día. No sólo abanicos regalaron los novios, también gafas de sol, bolsos o pulseras que entregaron a los 230 asistentes que les acompañaron en su día. Detalles que tuvieron con sus amigos y familiares y que convirtieron este día, para todos, en una ocasión inolvidable.