Carolina Cerezuela y Carlos Moyá han echado la vista atrás para hacer un repaso de estos años en los que han formado una familia numerosa. En su residencia mallorquina, el matrimonio ha recordado cómo comenzó su historia de amor, contando aquellos primeros momentos de su relación en la nueva temporada del programa de Bertín Osborne, Mi casa es la tuya, que ha visitado a la pareja junto a su mujer Fabiola Martínez. No se conocían cuando Carlos se fijó en Carolina. Fue un auténtico flechazo el que sintió el tenista cuando la vio en la pequeña pantalla: “La vi en la tele y me enamoré sin conocerla” aseguró.
Ella no sabía quién era él, ya que cuando se conocieron, en 2007, “tenía una ignorancia a nivel tenístico brutal”. “Conocí a Carlos por un amigo que teníamos en común. Estuvimos como un mes mandándonos mails. Estaba muy enganchada a ello. ¿Sabes cómo es estar deseando llegar a casa para ver si ha entrado algún mail? Pues así estaba yo" explicó Carolina. Después llegó el teléfono. “Poco después le di mi número de teléfono, y estuvimos un mes más a base de SMS. Finalmente quedé con él, y aunque tenía miedo, al verlo comprendí que era el hombre de mi vida”.
Una historia de amor que ha cumplido este verano cinco años, se casaron en julio de 2011, tiempo en el que han formado una familia numerosa con sus tres hijos, Carla, de seis años, Carlos, de casi cuatro, y Daniela, de dos. Los tres tienen gustos diferentes por ejemplo a Carlos le encanta la guitarra y comienza a interesarse por el tenis. “Lo que quiero es que divierta, que hagan deporte y si le va bien, ya se verá, pero sí, que hagan deporte”. Carolina comentó que su marido cuida a sus hijos del mismo modo en que ella lo hace. “Mi hija mayor tiene una debilidad por su padre con la que no puedo luchar” asegura Carolina.
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Carolina Cerezuela y Carlos Moyá, una familia numerosa en alta mar
Carlos recordó sus inicios en el tenis, un deporte en el que su nombre ocupó el número uno. “Cuando les dije a mis padres que quería ser jugador de tenis yo no me daba cuenta de las posibilidades, el tenis en Mallorca a principios de los 80 casi no existía. Es como si te sale un hijo astronauta” aseguró. Sus inicios no fueron fáciles, ya que con apenas 14 años se marchó de su casa y dejó la isla para asistir a un centro de alto rendimiento. “Fue duro, llorando, mis padres diciendo que volviera, pero no di el brazo a torcer. El verano siguiente me fui al campeonato de Europa junior y lo gané, ahí veo que me convence, que puedo ser un tenista”.
Recordó algunas anécdotas con Rafa Nadal, cómo el primer partido oficial que jugaron lo perdió Carlos y la abuela de Rafa le riñó por ello. “Me contaron que su abuela le dijo: ‘¿Cómo se te ocurre ganarle a Carlos? ¡Tú estás loco!’”. Carolina le conoció cuando ya estaba alejado de la competición. “No he vivido cuando Carlos ha sido número uno, cuando ha tenido sus grandes éxitos ni esos momentos de gloria, pero me he llevado lo mejor de Carlos, su vida después”.
Carolina comenzó su carrera en televisión, en las series Camera Café y Hospital Central, un trabajo en el que estaba volcada y que llegó a pasarle factura. “Carlos y mi madre me dijeron que así no, que tenía que frenar” aseguró. Sin embargo, no se arrepiente de todo lo que ha hecho. “No cambiaría nada, lo que ha pasado me ha traído hasta aquí que son mis hijos y mi marido” añadió. Ahora Carolina ha comenzado una nueva etapa como cantante con el cantautor Jaime Anglada, con quien ha formado el dúo Anglada Cerezuela y ha lanzado su primer disco. “Te pones a cantar, te lías y así vamos, con Manzana de caramelo, es el single y el disco” dijo.