Mario Vargas Llosa creía estar disfrutando de unas vacaciones de ensueño junto a su pareja Isabel Preysler en un paraíso exótico del sudeste asiático cuando todo se truncó a causa de un terrible episodio. El premio Nobel de Literatura cuenta en su columna del diario El País el ataque de medusas que sufrió durante su estancia en las islas de La Sonda, en el archipiélago de Nusa Tengara (Indonesia).
El Premio Nobel de Literatura relata el horror que vivió tras sufrir este ataque que le hizo estar inmovilizado durante tres días. “Estaba nadando en un mar limpio, transparente, tranquilo y tibio, cuando de pronto me sentí acribillado en los brazos y el estómago por decenas, acaso centenas, de pequeños dardos o agujas invisibles que, durante unos instantes, me dejaron paralizado, flotando. Lo peor llegó por la noche. Unas manchas violáceas erupcionaron de repente en toda la piel afectada, acompañadas de una comezón feroz, inmisericorde, que fue aumentando por segundos hasta volverse irresistible". Y relata: “Nunca me he rascado tanto, nunca he dormido tan poco, nunca he pasado una noche más exasperante en mi larga existencia".
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Isabel Preysler que disfrutaba junto a sus vacaciones con Vargas Llosa no se movió de su lado. En un principio se recurrió a cremas para este tipo de picaduras, pero no surtieron efecto, el dolor no remitía y y tuvieron que ser traslados al hospital Siloam Hospital en Labuan Bajo: “Esa picazón me enloquecía y quería que la dermatóloga me la quitara aunque fuera amputándome los brazos. Le hice una demostración práctica, rascándome delante de ella como un mono". Vargas Llosa siguió un tratamiento durante tres días bajo la vigilancia de Isabel Preysler y una vez recuperado, prosigueron su viaje queriendo dejar atrás un episodio difícil de olvidar.