Cristiano Ronaldo lloraba, lloraba por perderse la final de la Eurocopa. El futbolista se lesionó en el minuto 8 de partido y tuvo que abandonar el campo en camilla y entre lágrimas. El jugador galo Dimitri Payet se llevó por delante al jugador portugués, que quedó tendido en el suelo con grandes gestos de dolor. La rodilla izquierda de Ronaldo estaba dañada, tanto que le impidió continuar jugando pese a intentarlo una y otra vez.
El jugador del Real Madrid sufre un esguince del ligamento lateral interno de grado I en su rodilla izquierda. Una lesión que podría dejarle fuera de la final de la Supercopa de Europa del Madrid ante el Sevilla, que se disputará el próximo 9 de agosto en Trondheim. Pero ayer la alegría aparcó el dolor y la preocupación. Tras el gol de Éder, Ronaldo volvió a llorar, pero esta vez de felicidad al ver vencer a su equipo.
La dramática salida de Cristiano del partido provocó un sinfin de reacciones tanto en el campo como en las redes sociales. Los franceses brindaron un sentido y respetuoso aplauso al héroe de la selección que abandonaba el campo sin poder parar de llorar. Los mensajes de tristeza y apoyo inundaban Twitter con el hashtag:#FuerzaCristiano y #TodoEsCulpaDePayet, tras el fuerte golpe del francés a la rodilla izquierda de Cristiano. El futbolista ha querido enviar diferentes mensajes en las redes sociales a todos sus aficionados y seguidores para agredecerles su apoyo diciendo. "Siempre soñé con ganar este título".
En la grada no faltó su seguidor número 1, su hijo, que vibró con cada minuto de la final. El pequeño, que ya ha cumplido siete años, acudió con su abuela, Dolores Aveiro, madre de Cristiano Ronaldo y su tía, Katia. Tras proclamarse campeón, el capitán de la selección de Portugal miró a la grada para dedicarle el triunfo a su familia, que viajó a París para verle cumplir su sueño, un sueño que se le había escapado en 2004 tras la derrota de Portugal frente a Grecia, pero que ahora Portugal ha logrado. El capitán de la selección lusa levantó el trofeo Henry Delaunay, la copa que acredita a Portugal como ganadora de la decimoquinta edición de la Eurocopa.