El escenario de boda de Alejandro Santo Domingo y Charlotte Wellesley… ¿Qué tiene que ver Napoleón Bonaparte en esto?
El multimillonario, y tío de Tatiana Santo Domingo, y la hija de los Duques de Wellington se casarán el 28 de mayo en Granada
Aunque con el mapa en la mano esto sea un disparate, el punto intermedio entre Colombia e Inglaterra ha resultado ser Granada. Al menos así lo han decidido Alejandro Santo Domingo, tío de Tatiana Santo Domingo y uno de los hombres más ricos del mundo según la lista Forbes, y Lady Charlotte Wellesley, hija de los Duques de Wellington, que han elegido el municipio de Íllora para darse el “sí, quiero”. Pero… ¿Por qué y qué tiene que ver Napoleón Bonaparte en todo esto?
Según le confirmó a HOLA.com el propio párroco de la localidad, el magnate neoyorquino de origen colombiano y la aristócrata británica tienen previsto contraer matrimonio el próximo 28 de mayo en la iglesia de la Encarnación. Así que esta población de unos diez mil habitantes se convertirá en el lugar de reunión de la aristocracia europea y de la aristocracia de los negocios. ¿En dónde se reunirán para celebrar la que está ya considerada la boda del año a nivel mundial?
Dada la discreción de ambas familias no hay confirmación oficial, pero todo apunta –también las labores de reforma y acondicionamiento que ocupan a las empresas de la zona- a que será en la fabulosa finca que posee el Duque de Wellington conocida como La Torre o el "Gibraltar granadino", por los ilurquenses. Una extensión de 960 hectáreas que comprende un coto de caza, olivares, campos de cereales y un palacete del siglo XIX a modo de cortijo, que en varias ocasiones ha servido de refugio vacacional a Carlos de Inglaterra, la última en el año 2011, acompañado por la Duquesa de Cornualles.
Descubre aquí todos los detalles de la historia de esta espectacular finca
Fue Arthur Wellesley (1769-1852), el primer Duque de Wellington, el que obtuvo para sí, y para su descendencia, este pedazo de tierra en el poniente granadino. Este militar, político y estadista británico –nacido en Irlanda en el seno de una familia noble- fue una de las grandes personalidades de la Historia Europea del Siglo XIX y uno de los héroes más aclamados del Reino Unido. Entre 1808 y 1815 llevó a cabo las hazañas que le valieron su lugar en la historia como comandante en jefe del Ejército Británico durante las Guerras Napoleónicas.
Wellesley comandó a las fuerzas aliadas durante la Guerra de la Independencia, expulsando al ejército francés de España. En agradecimiento, en 1812 Fernando VII creó para un título nobiliario y lo nombró duque de Ciudad Rodrigo y vizconde de Talavera, las Cortes de Cádiz le confirieron el mando de todas las tropas de la península y le regalaron la finca en la que ahora se ultiman los detalles para la boda.
Cabe recordar –aunque esta ya es otra historia- que Arthur Wellesley regresó a Europa y el 18 de junio de 1815 dirigió las fuerzas anglo-aliadas en la batalla de Waterloo (Bélgica), tras la cual Napoleón fue exiliado permanentemente a Santa Helena. Una contienda que el verano pasado cumplió los doscientos años y se conmemoró con una recreación –ante los reyes de Bélgica, Holanda y Luxemburgo- en el que participó Arthur Gerald Wellesley, el hermano de la novia del año.
En esa ocasión, Arthur Gerald, en calidad de heredero del Ducado de Wellington, acudió acompañado por su mujer, la exmodelo y maquilladora Jemma Kidd, para estrechar la mano del joven Jean-Christophe Napoleón Bonaparte, matemático de formación, afincado en Nueva York, donde es analista financiero para Morgan Stanley y descendiente del emperador galo. De este modo quedó "firmada la paz", pero regresemos a la finca de Íllora…
La Torre es propiedad del actual duque de Wellington, Charles Wellesley, el padre de la novia -casado con la princesa Antonia de Prusia, bisnieta del Káiser Guillermo II-, que según cuentan los medios locales es el “más español” de los Duques que han pasado por Íllora, domina el idioma y buena muestra de ello es que su hija haya elegido este lugar para pasar por el altar, más cuando los 4.200 millones de euros –según Forbes- de su futuro marido podrían abrir un extenso abanico de posibilidades.