¿A quién ha dedicado Álvaro de Marichalar su última travesía?

El deportista español ha completado el Solo Caribbean Sea Tour, una exigente prueba de navegación en solitario recorriendo el mar Caribe a través de 28 países a bordo de su pequeña embarcación, 'Numancia'

Por hola.com

Álvaro de Marichalar acaba de sumar una nueva hazaña. El deportista español, de 55 años, navegó 87 días en pie y en solitario, alrededor de todo el Mar Caribe pasando por 28 países distintos, a bordo de su embarcación, Numancia, de tres metros de eslora, sin el apoyo de ningún barco de acompañamiento. Su travesía marítima concluyó en el mismo punto donde inició su viaje, en el Club Náutico de San Juan, en la capital de Puerto Rico. Tras completar su expedición, Álvaro ha concedido una entrevista en la que además de hablar de su fiel compañera, también confiesa qué es lo que le motiva y cuáles sus mayores preocupaciones.

- La nueva gesta de Álvaro de Marichalar: una expedición por el Caribe

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- ¿Cómo ha sido esta travesía?
Esta travesía ha sido especialmente complicada desde el punto de vista de la navegación, pero también la más edificante para mí. Los retos en la mar han sido extremos, ya que navego en riguroso solitario -sin embarcación de apoyo- en un mar Caribe lleno de situaciones difíciles y adversas, sobre todo al verme forzado a navegar contra la corriente y de frente a los vientos dominantes (aliseos) durante más de la mitad del trayecto. Por ello, ha sido más difícil que otras expediciones.

- Tu fiel compañera es Numancia, háblanos de ella.
En el año 134 antes de Cristo (hace 22 siglos) Numancia (una pequeña población celtíbera en España) se enfrentó en solitario al poderoso imperio romano. Prefirieron darlo todo; incluso suicidarse al final, antes que perder su libertad. La pequeña embarcación se enfrenta al poderoso océano. En precario. Pero con espíritu de lucha e ilusión. Por eso lo que más me gusta de mi embarcación es su nombre y lo que representa: el triunfo de las ideas, de los sueños. Una diminuta embarcación enfrentándose a la naturaleza más salvaje; la mar. Por una idea. Por una pasión. Para transmitir a los jóvenes que cualquier sueño puede hacerse realidad si luchamos hasta el final por conseguirlo. Con honestidad; con arrojo; con compromiso y espíritu de superación. Por eso elegí bautizarla con este nombre. Además, Numancia fue la semilla; el primer inicio, de la maravillosa Comunidad Iberoamericana de Naciones. Por eso, esta travesía tiene más significado que otras que he realizado en los últimos 34 años. Porque el Caribe, la mar iberoamericana, es la mar más íntimamente ligada con Numancia. Mi pequeña embarcación mide tres metros de eslora y navego siempre en pie; en solitario y sin refugio posible. Es parecido a viajar por el agua a bordo de un delfín. Se ha comportado bien; aunque ha sufrido achaques. Hemos luchado mucho juntos, frente al Horizonte Azul...

- ¿Qué es lo que caracteriza el Caribe?
El Caribe está cargado de belleza y armonía. También de Historia. Quizá lo que más caracteriza al mar Caribe es precisamente su pasado. Un pasado que se refleja en cada rincón. En cada isla; grande o pequeña. A lo largo de todo el Caribe continental también. La preciosa cultura y saber indígena; la Europa que trajo hasta aquí la civilización cristiana heredera de la antigua Roma y Grecia; la presencia y herencia africana. Esa fusión mágica de tres orígenes que representa el mestizaje iberoamericano y que le regala al Caribe su atractivo único. Además, están las sensaciones y los colores del Paraíso, que el Caribe los tiene todos...

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- Al regresar de tu travesía, ¿qué sientes?
La soledad en la mar es la mejor medicina de los navegantes. Porque la mar es una gran catedral donde la presencia del Creador es constante. Potente. Visible. Si además la navegación es el solitario y a bordo de una embarcación tan precaria como Numancia, la presencia de Dios es todavía más fuerte, ya que desaparecen los refugios que representan los compañeros de viaje o la seguridad de una gran embarcación. En esas condiciones, me doy cuenta de la realidad porque estoy en la realidad. Ser consciente de la precariedad del existir; tener presente la inmensa fragilidad de nuestra vida, es importante para aprender a ser. A ser persona. Ahí es donde "tener" pasa a su justa dimensión (muy pequeña) y "ser" vuelve a ser lo importante que es. Ser. Por todo ello y ante una experiencia así, el aspecto material de nuestra vida (incluido el cemento; las redes sociales; los móviles y todo el resto del mundo virtual) se desvanece rápido en su propia inconsistencia. Además, lo que percibo y aprendo en la mar no se olvida nunca, por lo que son enseñanzas que me acompañan siempre en tierra también.

- ¿Qué te consideras?
Hago deporte extremo y aventura extrema en la naturaleza más extrema y salvaje: la mar. Me considero sobre todo un marinero. Un navegante solitario más. Ser, soy un náufrago.

- ¿Cómo te preparas?
Me mantengo en forma todo el año para poder asumir estas travesías durante los dos meses al año que dedico a navegar. En mi embarcación no cabe casi nada, por lo que debo esperar a llegar al siguiente puerto de recalada para poder comer y beber (al mismo tiempo que reposto combustible). Lo suelo hacer una vez al día, cada 12 horas más o menos. En alta mar bebo agua dulce (llevo siempre 4 litros) y un poquito de agua salada de la mar (medio litro al día) que me regala las sales minerales que pierdo. También suelo llevar frutos secos y un poco de miel.

- ¿Te cuesta tener los pies en la tierra?
Nada. Ser consciente de la realidad es la única manera de lograrlo. Saberte náufrago es saber la -única- verdad de lo que hay...

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- ¿Qué te motiva?
Todo eso influye y ayuda, pero mi primera y principal motivación es ir a visitar al Creador a su Catedral. La Catedral del mar. Estar con Él. Sentirle. Oirle hablar a través de la llamada del Horizonte Azul; del clamor de las estrellas; del susurro de la puesta de Sol; del suave secreto que representa el salto de un delfín... Además busco la experiencia del viaje y todo el aprendizaje que supone. También me motiva honrar a nuestros antiguos navegantes; en este caso siguiendo la valiente estela de Juan Ponce de León que se aventuró desde Puerto Rico hasta Florida, descubriendo los actuales Estados Unidos (algo de lo que los españoles y resto de iberoamericanos podemos congraciarnos). O seguir los pasos de Vasco Núñez de Balboa; otro antepasado de todos nosotros -los iberoamericanos- que fue el primer europeo que avistó el Océano Pacifico. O el heróico Blas de Lezo (que supo defender España del ataque inglés) por cuya Cartagena de Indias pasé también en mi rumbo de regreso a San Juan. Conseguir estar cerca de la Libertad y establecer marcas de navegación también es motivador.

- ¿Qué peligros afrontas?
Sufrir una lipotimia o un desmayo. O afrontar un fuego o el impacto contra un contenedor a la deriva. En todos esos casos, la escapatoria es difícil.

- ¿Escribirás un libro sobre esta experiencia?
Si Dios quiere y todo sale bien, produciré un documental y escribiré un libro sobre esta iniciativa tan enriquecedora, con el objeto de poderla compartir con las personas a quienes pueda interesar la experiencia de un navegante solitario. Las vivencias de un náufrago.

- ¿A quién le dedicas esta travesía?
A mis padres que viven en mí y desde el Cielo me protejen, y a mi ex mujer, a la que adoro y siempre adoraré.

- ¿Llevas algún talismán?
No. Nunca lo he tenido, aunque ahora navego con algunas pulseras muy bonitas que me pusieron los indígenas en Panamá, Colombia y Venezuela.

- ¿Qué momentos históricos te habría gustado vivir?
Tres. El momento en que el ex Gobernador de Puerto Rico; Ponce de León, zarpaba desde San Juan en busca de la Fuente de la Eterna Juventud (y encontró Florida, es decir los actuales EE.UU.); el momento en el que Vasco Nuñez de Balboa avistó el Océano Pacífico por primera vez tras recorrer a pie todo el Itsmo de Panamá; y el momento en que el almirante inglés Vernon huía de Cartagena de Indias, tras ser derrotados sus 200 barcos y 30.000 soldados en la heróica defensa comandada por Don Blas de Lezo. Todos ellos ejemplos de compromiso y valor. Similares a la resistencia numantina. Unos episodios que forjaron la Historia; los valores y la realidad iberoamericana, de los que somos herederos todos los iberoamericanos.