Si una boda ya de por sí provoca curiosidad, esta lo hizo aún más. Los novios eran el empresario de locales de ocio David Grutman y la modelo brasileña Isabela Rangel y entre los invitados, unos 500, había un puñado de rostros conocidos que hicieron las delicias de los curiosos. Las miradas se centraron sobre todo en ellas, en las invitadas y es que cada una hizo gala de su personal estilo. No hay más que ver sino a Kim Kardashian. Del brazo de su marido Kanye West, la socialité marcó curvas con un vestido negro de estilo lencero, pronunciadísimo escote y estratégicas transparencias... ¡Al más puro estilo Kardashian!