Forman una de las parejas más estables del deporte de élite de nuestro país. Mireia Belmonte y Javier Hernanz no pueden estar más enamorados y hace unos días protagonizaron una romántica despedida. El piragüista se comió a besos a su sirena particular tras pasar juntos la Semana Santa en Sevilla. La pareja hizo de este viaje de trabajo una ocasión perfecta para gritar a los cuatro vientos lo mucho que se quiere. Javier acompañó a Mireia a la estación de tren y se dijeron adiós con muchos besos, caricias y miradas de complicidad.
La pareja se está preparando para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Tanto Mireia como Javier esperan batir sus propias marcas y para ello están entrenando muy duro. La doble medallista olímpica, que ya ha superado sus problemas en los hombros, aprovechó su escapada a Sevilla para hacer algo de bici mientras animaba a su chico en los entrenamientos por el río Guadalquivir. “Mientras Javier entrena, yo aprovecho para hacer un poquito de bici. #deporte #rio2016”, escribió junto a esta foto.
Una petición lanzada en Change.org pide que Mireia sea la abanderada de nuestro país en los Juegos Olímpicos de Río 2016. La nadadora declara que "sería especial" ser abanderada aunque considera que "otros deportistas lo merecen también" por lo que deja la elección "en manos del Comité Olímpico, que es el que decide". Sea o no abanderada, para Mireia es un "gran orgullo" representar nuevamente a España en unos Juegos Olímpicos tras haber ganado dos medallas de plata en Londres 2012.
Mireia, de 25 años, y Javier, de 33, llevan juntos casi dos años. La revista ¡HOLA! publicó en exclusiva las primeras imágenes de la pareja disfrutando de unas románticas vacaciones en Ibiza. Desde entonces no se han separado, y poco a poco, nos han hecho partícipes de su relación a través de las redes sociales. “Gracias por tus consejos, por tu felicidad, por tu humildad y positivismo. Nuestro sueño está cada vez más cerca. Luchemos día a día para no tener que arrepentirnos el resto de nuestras vidas", escribía la nadadora a su chico. “Gracias a ti por estos meses de ejemplo de superación y sacrificio. ¡Eres única!”, le contestaba el piragüista.