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No se ha podido ver apenas a Isabel Pantoja desde que saliera de la cárcel con libertad condicional a primeros de marzo. Sí se la ha visto en las ocasiones en las que ha tenido que ir a firmar a causa de su nuevo régimen penitenciario y también asistió al bautizo de su nieta Ana, hija de su hijo Kiko, aunque sólo al banquete, donde además su hijo pidió la mano de Irene Rosales, dos buenas noticias en un día que seguro la llenaron de alegría. Y es que ella será por fin madrina en la boda de su hijo, para la que aún no hay fecha.
Sin embargo, casi un mes después de haber salido de prisión, Isabel Pantoja ha hecho un paréntesis en esta tranquilidad familiar para ingresar, fue el pasado viernes 8 de abril, en una clínica privada de Sevilla, Santa Ángela de la Cruz, en Dos Hermanas. Estuvo sólo ingresada durante dos días, por lo que ya está de regreso en Cantora. Los motivos de este ingreso en el hospital no han transcendido, aunque, tal y como ha informado El programa de Ana Rosa, habría sido debido a una intervención estética (retoques en el abdomen y el pecho). ¿Será que quiere estar lo mejor posible para su posible regreso a los escenarios? Precisamente este fin de semana, El Mundo informaba de que la artista podría estar pensando en hacer su reaparición el próximo mes de septiembre en Barcelona. Sería esta la primera vez que pisa un escenario tras cumplir condena en la cárcel de Alcalá de Guadaira.
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La enfermedad renal que padece Isabel Pantoja: nefropatía diabética
Recordemos que el pasado verano, en el mes de agosto, Isabel fue hospitalizada en la clínica Infanta Luisa, también en Sevilla, justo el mismo día en que tenía que regresar a prisión tras haber disfrutado de un permiso. Aquel ingreso que se produjo debido a su diabetes y se prolongó durante unas tres semanas. Entonces tras realizársele varias pruebas y estudiar su evolución, se le diagnosticó una dolencia renal, denominada nefropatía diabética. Presentaba entonces variaciones con irregularidades tanto en los valores de glucemia como de creatina, según informaron a EFE fuentes sanitarias.
Isabel lleva una vida retirada en su finca, donde está rodeada por los suyos y recupera la tranquilidad tras haber permanecido más de un año ingresada en prisión. Durante estas últimas semanas, ha tenido muchos motivos para sonreir como el bautizo de su nieta Ana y la petición de mano de su hijo Kiko a Irene Rosales. En esta futura boda, de la que los interesados no han dado aún detalles, Isabel ejercerá de madrina, un día que será sin duda inolvidable. Una nueva etapa que se llena de cosas buenas para la intérprete.
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