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Después de más de 18 años juntos y cuatro hijos en común, nada hacía presagiar que el matrimonio formado por Mar Flores y Javier Merino iba a anunciar la suspensión de su convivencia. La pareja, una de las más estables del panorama nacional, comenzó su historia de amor hace más de veinte años. En 1995 iniciaron un breve romance que no llegó a durar, no fue hasta 1999 cuando retomaron esta relación que les llevaría hasta el altar.
Tras dos años de noviazgo, Mar Flores y Javier Merino contraían matrimonio en 2001. Se trataba de la segunda boda para ella, que anteriormente estuvo casada con el aristócrata italiano Carlo Constanzia de Costiglione -con quien tuvo a su primer hijo Carlo-, y la primera para el empresario. Una ceremonia íntima que tuvo lugar en el cortijo Torre de la Reina, situado en la localidad sevillana de Guillena, y a la que acudieron los familiares y los amigos más cercanos de la pareja.
Con este enlace, Mar Flores comenzaba una nueva etapa en su vida y confirmaba que era feliz: “Mi vida a su lado es cada vez más feliz y su influencia hace que mi carrera profesional sea cada vez más sólida", confesaba. "Para mí es esencial tener a alguien con quien compartir mis logros y mis fracasos. El éxito sabe mejor cuando lo compartes con alguien", añadía.
Dos años después de convertirse en marido y mujer, la pareja daba la bienvenida a su primer hijo en común, un niño al que pusieron el nombre de Mauro. Una noticia que comunicó Mar a través de las páginas de la revista ¡HOLA! donde aseguraba que estaban muy felices. “Nos sentimos, por otra parte, muy afortunados y muy contentos", afirmaba.
La familia aumentó en 2006 con el nacimiento de Beltrán y hace cinco años, la diseñadora daba a luz a los benjamines de la familia, dos niños mellizos, Bruno y Darío. "Para mí, el mejor proyecto es siempre mi familia", revelaba entonces la diseñadora.
En los últimos años, Mar Flores se ha volcado en su familia y en su faceta como diseñadora. El matrimonio ha hecho frente a varios contratiempos y siempre se han mostrado muy unido. En 2014, Javier Merino era ingresado por malaria tras regresar de un viaje de trabajo a países africanos. "Ha sido el gran susto de nuestras vidas. De hecho el pasado viernes pensé que lo perdía. Vinimos a Ibiza sin los niños a celebrar nuestro quince aniversario juntos y nos encontramos con esta situación tan terrible", aseguró su mujer.
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Además, recientemente el empresario era absuelto de los dos delitos fiscales en los que se le acusaba de dejar de tributar en los años 2000 y 2001 cantidades en concepto de IRPF. Merino sostenía que durante ese tiempo figuraba como residente a efectos fiscales en Portugal, algo que rechazaban tanto la fiscalía como el abogado del Estado. La Sala concluía que no era posible determinar que se haya acreditado que Merino tenía su domicilio en España, “al menos de manera segura y definitiva”, que es lo que finalmente ha determinado su absolución. Una buena noticia que recibieron el pasado mes de febrero. Ahora la pareja anuncia que pone fin a su relación “de forma temporal”.
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