Ha sido, sin lugar a dudas, uno de los momentos más emotivos de la gala de los premios Goya. Daniel Guzmán sabía que podía ser su gran noche, sin embargo, él prefería tomárselo con calma y esperar a ver qué pasaba. Finalmente, el madrileño consiguió alzarse con el premio a la Mejor dirección novel gracias a su primera película como director, A cambio de nada.
Con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada, Daniel intentó no dejarse llevar por la emoción y logró que las palabras salieran de su boca, consiguiendo una de las ovaciones más sonoras de la noche. "Muchísimas gracias a todos los miembros de la Academia y a todos mis compañeros por este regalo. No sabéis lo que es para mí, después de diez años de trabajo, habiendo dejado todo", dijo Guzmán, muy emocionado, al subir al escenario, minutos después de que su protagonista, Miguel Herrán, se llevara el Goya al Mejor actor revelación.
Eso sí, además de sus padres, todos los agradecimientos fueron para su abuela, Antonia Guzmán, nominada en la categoría de Actriz revelación. "Gracias a ti me he levantado cuando estaba en el suelo y nadie quería mi película. Eres mi estrella abuela", ha dicho, antes de pedir a los productores de la sala que la contraten para más papeles ya que a sus 93 años está estudiando Arte dramático. “Has conseguido hacer con 93 años lo que yo nunca he podido hacer. Este el mayor homenaje que te he podido hacer. Este premio es para ella”, concluyó.
A cambio de nada, ganadora de la Biznaga de Oro en el pasado Festival de Málaga, es el debut como director de Daniel Guzmán, que empezó como actor en los 90 con películas como Éxtasis de Mariano Barroso y en televisión ha formado parte del elenco de Policías, Aquí no hay quien viva o, más recientemente, Velvet. Su primera experiencia detrás de la cámara dio como resultado el corto Sueños (2003), y ahora, tras tardar una década en sacar adelante su ópera prima, está recogiendo los frutos de tanto esfuerzo.