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Fue el pasado 11 de enero cuando el fallecimiento de David Bowie conmocionó al mundo y dejó a su familia desolada. Su viuda, la supermodelo Imán, se ha dejado ver por primera vez desde su muerte en Nueva York, vestida de negro y acompañada por su mascota, ese perrito que igual que el músico británico tiene un ojo de cada color.
Con su mirada oculta tras unas grandes gafas y una elegancia que la convirtió en uno de los iconos de moda de los setenta y ochenta, Iman, de 60 años, fue fotografiada paseando por la Gran Manzana con la tristeza del que ha dado el adiós definitivo al que fuera el gran amor de su vida y con el que pasó casi un cuarto de siglo.
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Ella estuvo junto al músico durante la dura lucha que sostuvo contra la enfermedad que finalmente le costó la vida y lloró, eso sí en privado, su muerte. Se han conocido además estos días las últimas voluntades de Bowie: el reparto de su herencia que queda para los que fueron su sostén, sus hijos y su mujer, su asistente personal y la niñera de su hijo, que fue como una segunda madre para él, y su deseo de que sus cenizas se esparcieran en Bali, Indonesia.
Los fans y los que le conocieron y admiraron quieren también hacerle una digna despedida por eso los homenajes se sucederán en los próximos meses. Una de las que rendirá tributo al camaleónico artista será Lady Gaga en la próxima entrega de los premios Grammy, el 15 de febrero. Entonces el espíritu de Bowie volverá a llenar el escenario y los corazones de los que le echan de menos.
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