En una alfombra de flores color malva es en lo que se convierte, cada cinco o siete años, el árido desierto de Atacama en Chile. Pero las abundantes precipitaciones que han mojado la hostil tierra norteña del país estos últimos meses han propiciado el "florecimiento más espectacular de los últimos 18 años". Las intensas lluvias que cayeron en marzo en la zona norte del país, que provocaron aluviones y desbordamientos de ríos que dejaron 28 muertos y miles de damnificados, han mostrado ahora la otra cara de la catástrofe. Miles de suspiros, patas de guanacos y celestinas han transformado el desolado paisaje entre el norte de la Serena y el Sur de Antofagasta en un tapiz multicolor de intensos olores exóticos.