Tras la lujosa fiesta de tres días que monto en el año 2013 en Niza para celebrar su boda, nadie dudaba de que Tamara Ecclestone sabe cómo tirar la casa por la ventana. Sin embargo, para el 85 cumpleaños de su padre, el magnate de la Fórmula 1, Bernie Ecclestone, ha vuelto a sorprender, transformando su mansión londinense en un verdadero chalet alpino.
En pleno octubre la hija del multimillonario ha llevado hasta el lujoso vecindario de Kensington Palace Gardens –el más exclusivo de la capital británica-, el espíritu de la Gstaad, la estación de esquí suiza donde la familia tiene su paraíso de invierno. Nieve, grandes pinos, pieles e incluso las vistas de propias del lugar, fueron recreadas a la perfección en la casa de Tamara Ecclestone, que levanto una fachada de madera de tres plantas de altura.
Aunque el cumpleaños de Bernie Ecclestone no es hasta el próximo 28 de octubre, según cuenta The Telegraph se trató de una fiesta sorpresa que tuvo lugar el sábado por la noche. Fue la anfitriona de la fiesta la que compartió algunas fotografías de la velada, en las que se puede ver al cumpleañero partiendo una tarta repleta de fotos suyas o a las hermanas Tamara y Petra posando con unos esquís de madera de fondo y unos ventanales por los que se podía ver el valle nevado de Gstaad.
A la mañana siguiente la mágica decoración allí seguía, convirtiendo la casa en un auténtico parque de atracciones. Así que fue Sophia, la hija de Tamara y Jay Rutland la que disfrutó de que su casa como nunca la había visto. La niña –que nació en marzo del 2014- estuvo correteando por la nieve artificial y paseando con su pony por el jardín invernal.
Sin olvidar ni un detalle y luciendo vestidos aprovechando que esta nieve no enfrió el ambiente, en la entrada principal se podía leer "Chalet Bernie", demostrando que la multimillonaria familia puede hacer realidad el refrán que dice: “Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña”, ya que Tamara consiguió que su padre pasara soplara las velas en unos de sus lugares favoritos. No es de extrañar que este divertido atrezo no haya pasado desapercibido para transeúntes y que incluso algunos promotores inmobiliarios hayan reparado en esta propiedad efímera.