Por su nombre pocos la relacionarían con Isabel Sartorius, pero la multimillonaria Carroll Petrie era viuda del XI marqués de Portago, Alfonso Cabeza de Vaca, y por tanto su tía política. Ahora, nueve meses después de su muerte, acaecida el pasado enero, han empezado a salir a la venta sus pertenencias. Sus tesoros. La primera de sus muchas propiedades que Sotheby's International Realty ha sacado al mercado es el magnífico piso de 1.200 metros cuadrados del número 834 de la Quinta Avenida, diseñado por el ilustre arquitecto Rosario Candela y construido en 1930.
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Y lo mejor: el precio está ajustado. El apartamento, un paraíso en el cielo, vale cada céntimo de los 30 millones de dólares, aproximadamente 27 millones de euros, que piden por él. Se encuentra en el undécima planta del emblemático edificio con vistas a Central Park; tiene salón, comedor, biblioteca, dos dormitorios con sus baños en suite, más otros cinco dormitorios y otros tres baños para el servicio; está decorado por el diseñador David Easton, y cuenta entre sus vecinos VIP a Robert y Anne Bass; a Wendi Deng, la exmujer del magnate de los medios de comunicación Rupert Murdoch, y a los mismísimos Rockefeller.
¿Quién heredará el grueso de tamaña fortuna? No las únicas descendientes que la sobreviven: ni su hija Andrea Cabeza de Vaca, prima de Isabel Sartorius y musa en los 80 de Andy Warhol; ni su nieta mayor, Theodora, hija de su hijo Antonio, fallecido en 1990. Carroll Petrie, que después de enviudar en 1957 del piloto de carreras Alfonso de Portago en un terrible accidente automovilístico se casó tres veces hasta encontrar la ansiada estabilidad en 1978 con el magnate norteamericano Milton Petrie, dispuso en su testamento poco antes de morir que sus cien millones de euros -incluyendo sus colecciones de alta costura, pieles y joyas- se destinaran a la Fundación Carroll and Milton Petrie y a otras causas benéficas, mientras que su hija y su nieta mayor sólo percibirían 10 millones cada una.
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La única hija de Carroll Petrie tampoco hereda el marquesado de Portago, aunque aspiró al título tras la repentina muerte de su hermano Antonio. Lo solicitó a la Diputación de la Grandeza de España y lo ostentó veinte años: desde 1993, cuando su sobrina Theodora -su legítima beneficiaria- tenía nueve años, hasta 2013 cuando ésta lo volvió a reclamar y a ganárselo a su tía.