Elsa Pataky ha anunciado una triste noticia en su vida, el fallecimiento de su abuela. “Ayer murió mi abuelita con 95 años y una salud de hierro casi hasta el final. Yo siempre la dije, que no podía irse al otro mundo hasta que tuviese hijos y que ella pudiera conocerlos”, aseguraba y compartía a través de las redes sociales una imagen de ésta con uno de sus hijos pequeños en su regazo. Este verano la intérprete escribía en su blog que durante su estancia en nuestro país, concretamente en la casa de su madre en Benicasim, se reunió toda la familia y su abuela pudo conocer por fin a los mellizos Sasha y Tristan. ¡La hicieron tan feliz!, contaba. “Qué ilusión que pudo verlos a todos y disfrutar de ellos hasta el final de sus días. Allá donde estés estoy segura que cuidarás de ellos. Te vamos a echar mucho de menos Roza. Gracias por cuidar de mí siempre”, ha concluido.
La mujer de Chris Hemsworth ha mostrado es más de una ocasión su admiración por su abuela. El segundo nombre de la primera hija de Elsa Pataky, India Rose, es en su honor. El pasado mes de mayo, la actriz aseguraba que había contactado con ella vía Skype para felicitarla por su 95 cumpleaños. A pesar de su longevidad, las nuevas tecnologías eran algo a lo que estaba totalmente habituada. “Está ya muy acostumbrada, teniendo la familia nómada que tenemos”. También comentaba que había llegado a esa edad “sana, activa y con la mente muy despierta”.
“Su vida no ha sido nada fácil, pasando por una guerra y sufriendo el régimen dictatorial de Ceausescu durante el cual la gente pasó hambre y muchas penurias”, revelaba hace unos meses en su blog. Han permanecido separadas durante tiempo, pero la distancia nunca ha sido un impedimento para que estuvieran muy unidas. “Cuando era pequeña, yo no la podía ver más que una vez cada dos años, porque no se les permitía salir del país con más frecuencia, pero recuerdo perfectamente su obsesivo cuidado de que no me faltara de nada”.
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“Recuerdo los sabrosos platos que cocinaba, a fuego lento, siempre con productos frescos del mercado, con hierbas aromáticas que les daba un sabor único”, contó emocionada. Reconoce también que se ha convertido en su ejemplo a seguir: “Mi abuela no ha ido nunca a un gimnasio, ni ha dado ninguna clase de yoga, pero ha sido una mujer muy activa y, como los coches particulares eran un bien muy escaso, pues andaba kilómetros y kilómetros diariamente para ir a trabajar, comprar, llevar a sus hijas al colegio”, contó.