José María Ruiz-Mateos falleció el pasado 7 de septiembre en el hospital Santa María del Puerto (El Puerto de Santa María, Cádiz). En el momento de su muerte el empresario jerezano estaba rodeado de reclamaciones judiciales, siendo procesado por estafa, insolvencia punible y fraude a la Hacienda pública. Una vida rodeada de enredos que continúan después de su fallecimiento: el último capítulo es la existencia de “un testamento cerrado”, del que según El País -que adelantó la información- "nadie sabía nada".
El Boletín Oficial del Estado publicó el 11 de septiembre un anuncio particular de la notaria de Carlos Pérez Baudín: “Como autorizante y depositario del testamento cerrado del causante Don José María Ruiz-Mateos y Jiménez de Tejada, en cumplimiento del artículo 712 CC, comunico la existencia del mismo al cónyuge sobreviviente, a los descendientes y a los ascendientes del testador y, en defecto de estos, a los parientes colaterales hasta el cuarto grado”.
Desde el despacho de González y Castellanos nos cuentan que un testamento cerrado "consiste en que el testador, sin revelar su última voluntad, declara que ésta se halla contenida en el pliego que presenta a las personas que han de autorizar el acto, es decir, en este caso al notario y cinco testigos. Sólo el testador (en este caso José María Ruiz-Mateos) sabe el contenido de este documento y lo entrega en un sobre o envoltorio cerrado ante el depositario (notario y cinco testigos). Una vez autorizado, el testador puede conservar el testamento, entregarlo a una tercera persona para que lo guarde o dejarlo depositado en los archivos notariales. Tanto el Notario como la persona que tenga en su poder el testamento cerrado, debe ponerlo en conocimiento del juez en el plazo de 10 días desde que tenga noticia del fallecimiento del testador."
El testamento del 2005
El Economista informó dos días después de su muerte que “el patriarca del clan acordó repartir todo su patrimonio entre su mujer, Teresa Rivero, y sus trece hijos. Para lo que en 2005 –antes de que Nueva Rumasa entrara en concurso de acreedores y acabara posteriormente en liquidación- Ruiz-Mateos encargó a Yvancos la elaboración de un testamento. El problema –según las fuentes consultadas- es que ya no queda nada a su nombre”. "Lo que hay está en manos de testaferros y el resto o está embargado o se ha traspasado a terceros tras los concursos de acreedores que atravesaron las empresas", explicó el propio Yvancos al medio. Sin embargo, en caso del que testamento del que se informa en el BOE tenga una fecha posterior al elaborado en 2005, este nuevo documento sería el válido.
El mismo medio, que publicó haber tenido acceso al testamento del año 2005, informó de que el empresario jerezano establecía que “sus siete hijas debían renunciar a las compañías de Nueva Rumasa a cambio de quedarse con dinero y activos inmobiliarios (tres casas para cada una de ellas). Los negocios quedaban así sólo para los seis varones, que debían comprometerse además a asumir las cargas hipotecarias de las casas de sus hermanas".
Tras la muerte de Ruiz Mateos, el exabogado de la familia Joaquín Yvancos contó a EFE que sus causas pendientes tanto en la Audiencia Nacional como en otros tribunales "continuarán, porque la deuda sigue" aunque recordó que en últimos meses la capacidad cognitiva del empresario estaba "muy limitada" y que se estaban sobreseyendo muchas causas por su estado de salud.
Últimos años
Ruiz-Mateos estaba siendo procesado por estafa, insolvencia punible y fraude a la Hacienda pública. El 18 de junio ingresó en la cárcel de Soto del Real pero un día después, el 19 de junio, sus problemas de salud le llevaron a ingresar en el hospital Gregorio Marañón de Madrid. García-Montes solicitó la inmediata excarcelación ante la "enfermedad muy grave con padecimientos incurables" de su defendido. Ocho días despues, el 26 de junio, el empresario jerezano fue puesto en libertad por resolución del juez.
El empresario fundó Rumasa en 1961, un holding que fue expropiado el 23 de febrero de 1983 por el Gobierno de Felipe González, alegando un fraude millonario a Hacienda durante años. Ruiz-Mateos inició una lucha contra el Gobierno y, sobre todo, contra Miguel Boyer, ministro de Economía de la época, que no impidió que finalmente fuera encarcelado.
Al salir de prisión, creó un nuevo holding, Nueva Rumasa, (1990), se convirtió en propietario del Rayo Vallecano (1991) y constituyó un partido político (Agrupación Ruiz Mateos), con el que fue elegido diputado al Parlamento Europeo. Los problemas con la justicia regresaron y en la actualidad se enfrentaba a varias acusaciones de estafa.