Marujita Díaz fue una de las artistas más populares y queridas del cine español de los años 50 y 60. El pasado mes de junio su luz se apagaba a los 83 años, pero su legado sigue vivo. Siempre mostró una fuerte faceta solidaria, y tras su fallecimiento, donó algunas de sus pertenencias para fines benéficos.
La actriz cedió muchos de sus objetos personales a la joyería Molina Cuevas con el objetivo de recaudar fondos para distintas organizaciones que se dedican a ayudar a niños y ancianos. En esta joyería madrileña, ubicada en la calle Hermosilla, se pueden adquirir muchas de las pertenencias que tenía la artista en su residencia de la capital. Muebles, enseres personales y diversos objetos que formaron parte de su vida, auténticas joyas para sus admiradores.
La iniciativa de este rastrillo benéfico parte de la propia artista. “Maruja Díaz realizaba numerosas acciones solidarias a nivel personal y sin realizar publicidad alguna. Normalmente encaminadas a la ayuda a la infancia”, comenta el joyero David Cuevas, uno de los propietarios. “En los últimos años, muchas de estas acciones, las hemos realizado junto a Maruja Díaz y La joyería Molina Cuevas”, añade. “Este aspecto unido a la amistad personal que nos unía con Maruja es lo que explica la donación de gran parte de sus objetos personales para estos fines”, comenta.
Aquellos que amaron la eterna sonrisa de la artista y su mirada pícara, pueden encontrar aquí un pedacito de ella. “Se trata de mobiliario, objetos de decoración, pinturas y material artístico, también se incluye gran parte de su vestuario profesional”, cuenta el joyero. Testigos de su vida y aptos para todos los bolsillos. Lo más económico que se puede adquirir son ceniceros o tazas por unos pocos euros.
Uno de los objetos de mayor valor es un aparador en tonos ocre de finales del siglo XIX, un mueble que ronda los 1000 euros. La joyería ha recibido la respuesta de “admiradores de todas las edades” y de todos los puntos de España. Muchas peticiones que llegan de fuera de la capital en busca de un recuerdo de la actriz.
Un capítulo aparte merece su vestuario artístico. Un completo armario que recorre su trayectoria profesional. El joyero David Cuevas confiesa que no había tirado ninguno de sus trajes, más de 50, que la actriz guardaba en un vestidor que ronda los 40 metros cuadrados.
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Entre ellos, muchos de los vestidos que la hicieron famosa y que lució tanto en actuaciones televisivas como en sus trabajos más recordados. Incluso cuenta con prendas de la película Pelusa de 1960. “Se ha contactado con la Fundación Isabel Gemio para que puedan disponer de parte de este legado y ayudar así a la financiación de sus proyectos de ayuda a la investigación de enfermedades raras infantiles”, comenta el joyero.
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