Isabel Pantoja jamás olvidará esta fecha, el 1 de junio de 2015. Y es que no sólo fue el día que consiguió su primer permiso para salir de Alcalá de Guadaira, sino que además fue el día en el que se reencontró con los suyos después de seis meses sin poder verles. Tras ver a la artista saliendo de la prisión exultante y muy sonriente, puso rumbo a su casa, Cantora, donde todos la estaban esperando con los brazos abiertos.
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Sin duda, habrá sido un día lleno de emociones, muchos abrazos y gestos de cariño, y palabras llenas de sentimiento para la familia. Su hijo mayor, Kiko Rivera, ya lo anunciaba en su perfil personal de Twitter antes de que se produjera el momento tan esperado. "¡Por fin llego el día. Te quiero mamá estamos ansiosos por tenerte aquí!", escribió el DJ. Su sobrina, Anabel Pantoja, también recurrió a las redes sociales para compartir esta entrañable instantánea.
Además de ellos, la cantante, que salió de prisión de la mano de su hermano Agustín, se reencontró con su nieto Francisco, que llegó a la finca en compañía de la prometida de Kiko, Irene Rosales, así como Anabel llegó también con Alberto, el hijo de María Isabel Pantoja. Allí también la esperaban su madre, doña Ana, así como su hermano Bernardo. Kiko e Irene pasaron esta primera noche con ella en Cantora (se les vio saliendo en coche a la mañana siguiente) y es que sin duda el cariño de los suyos es más importante que nunca y es lo que más echa de menos. Eso sí, le faltaba alguien muy especial, su hija Isa, que en este primer persmiso no podrá ver a su madre ya que se encuentra en Honduras participando en el concurso Supervivientes.
Estos días han sido también muy especiales para ella, ya que recibió la visita sorpresa de su novio Alejandro. “No me lo puedo creer”, decía la joven todo el rato antes de romper a llorar y abrazarle. La pareja, que disfrutó de un paseo en lancha hasta llegar a la isla donde les esperaba una romántica cena, protagonizó momentos de lo más emotivos. De hecho, tras reencontrarse con su novio, la propia Isa ha confesado que tiene las cosas mucho más claras y ya no tiene dudas.
"Es el hombre perfecto para mí porque es bueno y lo que ha hecho hoy para mí ya... Vamos, que si tenía alguna duda ya no... bueno, alguna duda de él no, pero en plan de "y cómo voy para hacer esto"... Y la despedida me ha sabido mal porque estaba llorando y no me he quedado bien. Yo toda la cita he estado bien y alegre, pero me ha dado el bajón cuando ya he vuelto porque he dicho, lo tenía que haber disfrutado más. Pero en ese momento tenía una adrenalina impresionante porque no me lo creía".
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