Un reino envuelto en un halo de fantasía, magia y misterio a partes iguales. El paraíso en la tierra en el que Michael Jackson construyó su idílico hogar. Un sueño para el rey del pop y para todos sus admiradores que se pone ahora al alcance de cualquiera... o de cualquier que posea 100 millones de dólares, unos 91 millones de euros, el precio con el que Neverland, la propiedad en el sur de California donde Michael Jackson vivió durante 17 años, ha salido a la venta.
Seis años después del fallecimiento del artista, la empresa de inversiones Colony Capital, dueña de la finca, ha puesto a la venta este 'País de Nunca Jamás' de Michael Jackson, tal y como publica el diario The Wall Street Journal. La noticia llega casi un año después de que Forbes adelantara el interés de la empresa de buscar comprador para ese complejo de 1.300 hectáreas donde el cantante llegó a tener su propio zoo y parque de atracciones.
Esas estructuras fueron desmanteladas pero Neverland, que ha recuperado su nombre de antaño (Sycamore Valley Ranch o rancho del Sicomoro, en referencia a los árboles sicomoros que había en la zona cuando fue bautizado así por sus antiguos dueños), aún conserva una llama y más de una veintena de edificaciones incluida la vivienda principal con 6 dormitorios, dos casas de invitados, piscina, cancha de baloncesto, pista de tenis y un cine con capacidad para 50 personas. El terreno, además, cuenta con dos lagunas y una línea de ferrocarril interna con su propia estación.
La ganas de conocer Neverland de los curiosos y admiradores del artista han llevado a las agencias inmobiliarias Sotheby's International Realty y Hilton & Hyland, encargadas de gestionar la operación de venta, a ser muy selectivos a la hora de atender a posibles compradores. "No vamos a estar haciendo recorridos turísticos", comentó Suzanne Perkins de Sotheby, con el fin de evitar que los fans pudieran acceder al rancho haciéndose pasar por clientes.
Michael Jackson adquirió la propiedad en 1988 de manos del magnate de campos de golf William Bone y lo rebautizó con el nombre de Neverland, el "país de nunca jamás" descrito por el escocés J.M. Barrie en sus novelas sobre unos niños traviesos que nunca crecían cuyo líder era Peter Pan, un personaje heroico que el propio "rey del pop" pretendió emular.
Enclavado en el valle vitivinícola de Santa Ynez, misma zona donde se rodó la película Sideways y a dos horas y media de Los Ángeles en coche, el rancho descansa entre colinas y carreteras secundarias. Traspasada su entrada principal, el visitante tiene aún que recorrer un kilómetro y medio antes de descubrir lo que el rancho esconde en su interior. Para su divertimento, y el de sus visitantes, el rey del pop hizo instalar desde una noria a un tiovivo, un salón con juegos de arcade, un escenario para conciertos al aire libre y un cine, incluido su propio dispensador de dulces.
Los cuidados jardines estaban coronados por un reloj floral a los pies de la casa principal de estilo victoriano que el artista heredó del anterior propietario, Bone. El tren o los coches de golf eran el medio de transporte utilizado por quienes transitaban por el complejo, incluido Jackson, quien llegó a tener en su zoo desde leones, monos y alpacas, hasta elefantes, uno de los cuales era regalo de su amiga la actriz Elizabeth Taylor.
Fue en el año 2005, después de que la policía entrara en su propiedad en el curso de la investigación iniciada dos años antes contra Jackson por supuesto abuso sexual de menores, cuando el cantante abandonó físicamente el valle de Santa Ynez, pero siguió manteniendo la propiedad. En 2008, su deuda le llevó a tener que pedir ayuda a Colony Capital, estableciendo un trato por el que Colony administraría Neverland como una especie de empresa conjunta con Jackson y, por cada dólar invertido en la propiedad, aumentaría la participación de Colony en el negocio.
Michael Jackson falleció en junio de 2009 a los 50 años y, aunque se especuló con la posibilidad de enterrarlo en Neverland, el artista encontró finalmente sepultura en Los Ángeles. Sus admiradores fantaseaban también con la posibilidad de convetirlo en un museo, la legislación del condado de Santa Bárbara desbarató estos planes, por lo que así se ha mantenido el rancho Neverland a la espera de un nuevo dueño.
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