A punto de cumplir los 32 años, Elettra Wiedemann-Rossellini ha demostrado no ser una moda pasajera y lejos de tener que reconvertirse por motivos de trabajo, ha dejado que sus pasiones sean las que tomen el timón de su vida. Nieta de Ingrid Bergman e hija de la actriz Isabella Rossellini y de Jonathan Wiedemann, es dueña de una belleza genética que le ha llevado a trabajar como modelo desde los 19 años. En lugar de acomodarse en la profesión, en su apellido o en la fama, está dispuesta a escribir su propia historia.
Con la misma destreza con la que se desliza por la alfombra roja -la última vez en el Festival de Cannes, con una mano del brazo de su madre y otra de su marido, James Marshall- Elettra participa en conferencias científicas sobre el cambio climático o se anuda el delantal para meterse en la cocina.
Consciente de lo efímera que puede ser la moda en algunas ocasiones, Elettra posaba para Karl Lagerfeld, Patrick Demarchelier, Annie Leibovitz, Arthur Elgort o Mario Testino, sin perder de vista que tenía que pendiente su paso por la universidad. Así que en cuanto pudo siguió los pasos de su padre -modelo y graduado en Harvard- para licenciarse en Relaciones Internacionales y después hacer una maestría en Biomedicina en Londres, en donde presentó su tesis sobre el futuro de la alimentación de las poblaciones urbanas.
Unas inquietudes que ahora pone en práctica en su blog de cocina, Impatient Foodie, en donde divulga –con una más que cuidada fotografía y buena carga de diario personal- recetas de cocina propias, como los Spaguettis Rossellini. Platos confeccionados en buena medida con los productos que su propia madre cultiva en la gran de Long Island en la que vive en la actualidad. Algo que pone de manifiesto como madre e hija comparten mucho más que la belleza heredada de la protagonista de Casablanca.
Instalada en Nueva York y, como ella misma contó al Paris Match, reponiéndose de la compra de una casa recién en Brooklyn antes de tener un bebé, Elettra exprime el tiempo al máximo y combina la cocina y la moda con otros intereses, como la gestión de su organización benéfica –por la que ganó el Premio a Joven Ecologista en el año 2011- o el deporte, en el que se incluye haber competido en varios triatlones y medios Iroman. Sin dejar que su apellido la envuelva por completo, Elettra pisa (y corre) con los pies en la tierra.