Nadie diría al ver algunas imágenes de hace unos años que el que se ha convertido en el nuevo sex symbol del panorama musical tenía ese aspecto. Y es que Calvin Harris se ha transformado, digamos de casi patito feo, a todo un cisne, no sólo en el aspecto físico sino también en lo que a su carrera se refiere. Gracias además a su relación con la cantante Taylor Swift su nombre, que era ya conocido en los círculos musicales, se ha hecho aún más global si cabe.
Fue en el año 99, cuando apenas tenía 15 años, cuando Harris comenzó a grabar sus temas y aunque probó suerte en Londres con algunos de ellos cuando cumplió los 18, no tuvo suerte. De vuelta a su Escocia natal, continuó con su pasión, colgando canciones en su página de MySpace y entonces sí que se hizo oír. En 2006 fichó por EMI y en 2007 sacó su primer álbum, I created disco, y al mismo tiempo que desarrollaba su carrera en solitario comenzó a trabajar para otros grandes nombres haciendo mixes. Jamiroquai, Groove Armada, Kylie Minogue, Rihanna… son algunos de los que figuran en su lista de colaboraciones.
Su carrera ha subido como la espuma, alcanzando sus canciones las primeras posiciones de las listas de éxitos. Con cuatro álbumes en el mercado, la revista Forbes le colocó en la primera posición de la lista de DJ’s que más ganaron en 2013, por encima de DJ Tiësto. Productor, compositor, DJ… este ascenso a la fama ha llegado acompañado de un gran cambio físico, tan evidente que se ha colado en la lista de los hombres más atractivos del año. Comparando las imágenes del antes y el después se puede entender qué vió en él Taylor Swift, con la que ahora sale.
La artista, que comenzó su historia de amor con Harris el pasado mes de febrero, se ha convertido en su sombra. Comparten su pasión por la música y saben bien lo que es ser super estrellas así que tienen muchas cosas en común. Durante este tiempo ambos se han apoyado en sus respectivas carreras. Calvin ha acudido con ella a alguno de sus conciertos y ella ha correspondido. De hecho estos días se la ha podido ver en una actuación de Calvin en Los Ángeles, bailando como loca con sus amigas mientras su novio hace lo que mejor sabe: conquistar al público con sus ritmos electrónicos.