El apellido de Cristina Bergoglio es mundialmente conocido desde que el 13 de marzo de 2013, el cónclave que se celebró tras la renuncia de Benedicto XVI eligió como Papa a su tío, Jorge Mario Bergoglio, quien manifestó su voluntad de ser conocido como Francisco en honor del santo de Asís. Precisamente un paisaje de esta ciudad italiana es el último regaló que la sobrina artista del Sumo Pontífice le ha regalado a su tío, un detalle que confesó a ¡HOLA! en exclusiva en una entrevista que se puede leer en las páginas de la revista de esta semana.
Esta argentina, de 48 años, llegó a Madrid con la decisión de desarrollar en España su carrera artística. Es aquí en donde empezó a pintar –en el Taller del Prado, del que después sería profesora- y a investigar sobre el paisaje urbano, una curiosidad que se da “como consecuencia de su estudios de arquitectura, el tango, del amor a sus raíces y a la danza”, cuenta ella misma en su carta de presentación.
Dieciocho años después, considerada una de las mejores paisajistas urbanas, su vida está hecha en nuestro país. Vive y trabaja en su casa-estudio de la capital (cuyas puertas abrió para ¡HOLA!) y disfruta de su afición por el baile, el cine y el teatro, pasando inadvertida sin que la identifiquen como la sobrina del Papa.
Sus últimas semanas las ha dedicado a envolver sus cuadros, unas obras que del 26 de marzo al 17 de abril colgarán de las paredes de la galería Montsequi –después de estar en Miami, Portugal y París- bajo el lema Que la ciudad sea contigo. Un espacio que comparte con el colorista artista puertorriqueño Bernardo Medina.
Premiada en infinidad ocasiones y todo un referente en paisajismo urbano, el currículum de Cristina no termina aquí, ya que además ha escrito numerosos artículos en revistas especializadas en arte, poemas, relatos cortos y el libro de autoayuda Vivir renaciendo. Una artista llena de facetas, en las que curiosamente la más desconocida es ser familia directa del Papa Francisco.
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