Después del revuelo en el que se vieron envueltos tras la muerte de su padre, los hijos de Michael Jackson han ido estableciendo una rutina cada vez más alejada de los medios y la atención pública. Dedicados a sus estudios y su formación, no es frecuente verles ya en eventos públicos u homenajes a su padre y es que el tiempo va pasando y la vida se ha ido normalizando para estos niños, que siguen bajo la tutela compartida de su abuela Katherine y el sobrino de Michael, Tito Joe Jackson.
Mientras se puede ver a Prince Michael y Blanket, como se conoce popularmente al pequeño, en algunas ocasiones acudiendo a sus clases de artes marciales, hacía algún tiempo que no se veía a Paris, que desde junio de 2013 seguía un tratamiento con el que trataba de estabilizar su vida. La adolescente no supo lidiar con la repentina muerte de su padre y los acontecimientos que la siguieron, que la pusieron a ella y sus hermanos en el punto de mira y que le provocaron una depresión de la que ha sido tratada. Tras permanecer unos meses en un centro de Los Ángeles, ingresó luego en un centro privado que se especializa en el trato a jóvenes con problemas, Diamond Ranch Academy, en Utah.
Recibió en este algunos permisos en Navidad de 2013 y en agosto de 2014, ambos para unirse a su familia en diversas celebraciones (en verano de 2014 fue en un homenaje a su padre en su ciudad natal, Gary, en Indiana), y parece que los médicos le permitieron volver a casa el pasado otoño. Síntoma de que las cosas han ido mejorando en la vida de la joven es que su madre Debbie Rowe ha retirado la petición de custodia que anunció en 2014, un año después de que Paris tuviera que ingresar en el citado centro.
Debbie se habría confesado entonces preocupada por el bienestar de su hija, de ahí la petición, sin embargo ahora estaría más tranquila. Parece que la relación de Paris y su abuela Katherine se ha suavizado y es más cercana por eso Rowe se habría retirado del enfrentamiento judicial. A Paris se la ha podido ver recientemente como a cualquier chica de su edad, con un conjunto desenfadado de camiseta y pantalón ajustado, comprando algo para comer en Los Ángeles. Con un peinado y pendientes a la moda, ajena la expectación que levanta su presencia entre los que la reconocen. Su actividad en las redes sociales ha dejado de existir, todo lo contrario a lo que ocurría antes de que se enfrentara a un bache, del que afortunadamente parece haber salido. Ahora es sólo una chica normal de 16 años que trata de seguir adelante. Seguramente su familia la ayudará en ello.