Tras siete meses de intenso trabajo, ha terminado el rodaje de Palmeras en la nieve, la película basada en la novela de Luz Gabás que protagonizan Mario Casas y Adriana Ugarte. Por este motivo, el director Fernando González Molina y los dos actores ofrecieron una rueda de prensa en Huesca, lugar en el que han grabado la última escena.
"Satisfacción" y "alegría" fueron las palabras más utilizadas por los miembros del equipo tras rodar la última escena en el valle pirenaico de Bielsa. Un rodaje que, en palabras de su director, ha supuesto un gran sacrificio emocional y físico para todos y en el que Adriana y Mario "han superado con creces" las expectativas.
Este ha sido un trabajo muy especial tanto para Adriana como para Mario, pues ambos han encontrado el amor en compañeros de la película. La actriz, junto a un miembro del equipo de producción, y Mario con la actriz Berta Vázquez, con la que vive un apasionado romance dentro de la pantalla. Un amor que ha traspasado la ficción.
La localidad de Bielsa ha sido el escenario de esta despedida, donde vimos a parte de los miembros del equipo. Adriana disfrutó de esta jornada en la nieve y en un entorno tan natural como en el que se encontraba, y se mostró muy sonriente y feliz por trabajar a las órdenes de González Molina.
Además de la filmación en Huesca, que ha durado un par de días, el equipo también ha pasado diez semanas en Gran Canaria y dos en Colombia rodando la cinta que cuenta con un elenco formado por Macarena García, Alain Hernández, Emilio Gutiérrez Caba, Djedje Apali, Daniel Grao, Fernando Cayo, Celso Bugallo, Petra Martínez y Laia Costa, además de los ya mencionados.
"El rodaje en Colombia fue muy accidentado, soportando lluvias torrenciales, teniendo que coger aviones, avionetas y lanchas para llegar a los lugares de filmación", explicó su director. Lugares de jungla como Bahía Solano, la zona más húmeda del mundo, zonas desérticas de la Colombia más seca y los temporales de nieve del Pirineo aragonés han permitido al equipo conseguir las imágenes "poderosas" que buscaban para lograr una película "grande y espectacular". Fernández Molina se mostró convencido de que las extremas condiciones del rodaje han contribuido al resultado final ya que, a su juicio, "para lucir hay que sufrir".
El filme cuenta la historia de Clarence (Adriana Ugarte), quien decide viajar desde las montañas de Huesca a Bioko para visitar la tierra en la que su padre y su tío Kilian (Mario Casas), pasaron la mayor parte de su juventud, la isla de Fernando Poo.
En declaraciones a Efe, Adriana asegura que la intensidad del rodaje era necesario para conseguir "toda la variedad y belleza de los paisajes de la historia". Para crear a Clarence, la actriz tuvo que reunir primero "todo aquello que sentía el personaje" y poner después una "lámina protectora" para mostrar al tiempo su carácter contenido y hermético. Ugarte, que confiesa haberse entendido "muy bien" con González Molina respecto a cómo es su personaje, afirma que Luz Gabás, tras ver algunas de las imágenes rodadas, le manifestó que "estaba mostrando a la Clarence que ella se imaginaba".
Para Mario, la mayor dificultad a la hora de crear su personaje fue mostrar su evolución a lo largo de 19 años, sus cambios de voz, la transformación de su cuerpo y de su modo de pensar tras la experiencia acumulada en las colonias. El actor afirma que en primer lugar le atrajo el director elegido, con quien asegura haber "crecido" profesionalmente, pero admite a renglón seguido que pronto sintió un "entusiasmo abrumador" por la historia y su personaje. Se muestra convencido de que la historia narrada es "maravillosa" y de que esta parte de la historia de la España colonial no había sido narrada en una película española "potente", al estilo de El jardinero fiel. El estreno de la cinta está previsto para el 4 de diciembre.
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