Emoción y 'palmeo sevillano', el especial adiós a doña Cayetana
Doña Cayetana ha sido despida en una ceremonia multitudinaria, solemne y muy emotiva. La catedral de su amada Sevilla ha acogido su funeral, el mismo templo que en la vio casarse el 12 de octubre de 1947 con Luis Martínez de Irujo, su primer marido y padre de sus hijos. El acto ha sido presidido por la infanta Elena, en representación del Rey, y los 4.500 asientos del templo han sido ocupados por amigos y allegados, mientras una multitud esperaba en la calle para ovacionar al féretro de la Duquesa.
Su viudo, Alfonso Diez, con quien la Duquesa compartió sus últimos años y alegrías, se ha quedado abatido y en numerosos momentos su mirada se nublaba y las lágrimas le resbalaban por el rostro. Él y Cayetana Rivera –la hija de Eugenia Martínez de Irujo- han protagonizado uno de los momentos más conmovedores del funeral cuando se han fundido en un largo y profundo abrazo en el momento de darse la paz.
La familia de doña Cayetana –que estuvo congregada en torno a ella durante los últimos días de su vida- se ha quedado rota de dolor pero han agradecido el calor y el apoyo que han recibido: “Todo ha estado muy bien organizado y muy bonito”, ha dicho su hijo mayor. “Ella era una mujer única”, ha declarado una consternada Duquesa de Montoro. Mientras Carmen Tello, su gran amiga, se le ha roto la voz cuando la ha descrito como “una sevillana de a pie”.
Precisamente por eso Sevilla se ha volcado con ella: palmas y vítores se han sucedido en cada parón que hacía el cortejo fúnebre en el que iban cinco coches cubiertos de coronas de flores. Muchas son las personalidades que han querido hacerle llegar este último homenaje a doña Cayetana –los Reyes de España, Antonio Banderas, Isabel Pantoja o Alejandro Sanz entre otros- pero sin lugar a duda la que ha sido más comentada por su sentido mensaje ha sido la de Alfonso Diez: “No sé si he sabido decirte lo que te he querido, te quiero y te querré”.
De allí los restos de la Duquesa de Alba fueron trasladados al cementerio de San Fernando donde fueron incinerados. Sus cenizas se han trasladado entonces a la iglesia del Cristo de los Gitanos, donde han sido depositadas a la izquierda de su querido Cristo de la Salud.
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Su viudo, Alfonso Diez, con quien la Duquesa compartió sus últimos años y alegrías, se ha quedado abatido y en numerosos momentos su mirada se nublaba y las lágrimas le resbalaban por el rostro. Él y Cayetana Rivera –la hija de Eugenia Martínez de Irujo- han protagonizado uno de los momentos más conmovedores del funeral cuando se han fundido en un largo y profundo abrazo en el momento de darse la paz.
La familia de doña Cayetana –que estuvo congregada en torno a ella durante los últimos días de su vida- se ha quedado rota de dolor pero han agradecido el calor y el apoyo que han recibido: “Todo ha estado muy bien organizado y muy bonito”, ha dicho su hijo mayor. “Ella era una mujer única”, ha declarado una consternada Duquesa de Montoro. Mientras Carmen Tello, su gran amiga, se le ha roto la voz cuando la ha descrito como “una sevillana de a pie”.
Precisamente por eso Sevilla se ha volcado con ella: palmas y vítores se han sucedido en cada parón que hacía el cortejo fúnebre en el que iban cinco coches cubiertos de coronas de flores. Muchas son las personalidades que han querido hacerle llegar este último homenaje a doña Cayetana –los Reyes de España, Antonio Banderas, Isabel Pantoja o Alejandro Sanz entre otros- pero sin lugar a duda la que ha sido más comentada por su sentido mensaje ha sido la de Alfonso Diez: “No sé si he sabido decirte lo que te he querido, te quiero y te querré”.
De allí los restos de la Duquesa de Alba fueron trasladados al cementerio de San Fernando donde fueron incinerados. Sus cenizas se han trasladado entonces a la iglesia del Cristo de los Gitanos, donde han sido depositadas a la izquierda de su querido Cristo de la Salud.