El hotel de las mascotas millonarias
Se llama D Pet Hotel, está en Hollywood y no entiende de crisis económica
En diciembre del 2008, un matrimonio joven decidió interrumpir su labor en empresas inmobiliarias para cumplir el sueño que tenían desde hacía tiempo, abrir un hotel para mascotas, pero no uno cualquiera, el suyo debería ser de lujo.
De esta manera, Alissa Cruz y su marido abandonaron Arizona para instalarse en la meca del lujo y la excentricidad, Beverly Hills y comenzar la aventura del D Pet Hotel, un resort, spa y hotel para perros, algo especial.
La diferencia que quizás pueda hacer de este hotel distinto de otro cualquiera de Hollywood, no radica sólo en el inmenso lujo de las instalaciones, sino que además, ofrecen cumplir los deseos, que los excéntricos dueños de los perros quieren para el cuidado de sus canes.
D Pet Hotel cuesta entre 35 y 35 dólares por cuidar de los perros en horario de guardería, otro servicio muy solicitado para las personas que no quieren dejar a sus perros solos en casa mientras ellos trabajan, aunque para dormir en el resort, el tema del precio empieza a elevarse. Hasta 110 dólares puede llegar a costar la noche en el D Pet Hotel, en una de sus numerosas suites, preparadas para ofrecer el máximo confort a los peludos inquilinos.
Los precios son elevados aunque no demasiado si tenemos en cuenta las comodidades de las que disponen por el mero hecho de alquilar una de sus suites. El tamaño de las camas es por supuesto King Size, así como la televisión que cuelga de la pared, de plasma y de grandes pulgadas. Además incluye la dieta, que puede ser orgánica o incluso puede pedir un Filet Mignon para que su mascota no se sienta demasiado traumada por no ver a su dueño.
El hotel ofrece además la posibilidad de realizar cualquier cosa que su cliente les pida. Desde pasear una hora al día a uno de sus perros desde un Lamborghini hasta deleitarse con los mejores peinados en la peluquería animal. Luego un poco de ejercicio, un baño en el spa y a descansar, que la vida de perro es a veces más dura de lo que nos imaginamos.
Visto desde fuera parece que la crisis económica no ha hecho mella en Beverly Hills, pero no es así ni mucho menos, ya que muchas tiendas de las míticas calles del lujo y el derroche, están cerrando o no pueden cubrir con sus ventas sus enormes gastos. Los que no parece que quieran reducir ni en un céntimo su derroche son estos perros que no entienden de bancos, ni de hipotecas, ni de crisis económica. Ellos sólo quieren tranquilidad en un hotel de lujo para soportar la estresante vida a la que están sometidos. Hay gente para todo.
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De esta manera, Alissa Cruz y su marido abandonaron Arizona para instalarse en la meca del lujo y la excentricidad, Beverly Hills y comenzar la aventura del D Pet Hotel, un resort, spa y hotel para perros, algo especial.
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Los precios son elevados aunque no demasiado si tenemos en cuenta las comodidades de las que disponen por el mero hecho de alquilar una de sus suites. El tamaño de las camas es por supuesto King Size, así como la televisión que cuelga de la pared, de plasma y de grandes pulgadas. Además incluye la dieta, que puede ser orgánica o incluso puede pedir un Filet Mignon para que su mascota no se sienta demasiado traumada por no ver a su dueño.
El hotel ofrece además la posibilidad de realizar cualquier cosa que su cliente les pida. Desde pasear una hora al día a uno de sus perros desde un Lamborghini hasta deleitarse con los mejores peinados en la peluquería animal. Luego un poco de ejercicio, un baño en el spa y a descansar, que la vida de perro es a veces más dura de lo que nos imaginamos.
Visto desde fuera parece que la crisis económica no ha hecho mella en Beverly Hills, pero no es así ni mucho menos, ya que muchas tiendas de las míticas calles del lujo y el derroche, están cerrando o no pueden cubrir con sus ventas sus enormes gastos. Los que no parece que quieran reducir ni en un céntimo su derroche son estos perros que no entienden de bancos, ni de hipotecas, ni de crisis económica. Ellos sólo quieren tranquilidad en un hotel de lujo para soportar la estresante vida a la que están sometidos. Hay gente para todo.