Dicen aquellos que le asistieron en su defensa cuando el fisco italiano le puso en apuros (se saldó pagando doce millones y medio de euros en julio del año 2000) que ni siguiera Luciano Pavarotti conocía al detalle la inmensidad de su fortuna. Tras su muerte y el multitudinario funeral con el que Italia y el mundo le despidió el pasado sábado en su ciudad natal, Módena, se abre ahora el capítulo de su herencia. Se sabe que hace aproximadamente un año, después de serle diagnosticado el cáncer de páncreas, el tenor dejó ante notario un testamento donde no sólo aparecen sus legítimas herederas, esto es su esposa Nicoletta Mantovani, la hija de ambos, Alice, de cuatro años, y las tres hijas que tuvo con Adua Veroni, su primera mujer, Lorenza, Cristina y Giuliana, además de otros familiares como su hermana Gabriella, sino también la gente que estuvo cerca de él y le ayudaron en los momentos en los que lo necesitó. Los rumores apuntan sin embargo, a que Lucianone pudiera haber cambiado su testamento en los últimos meses siendo más generoso que sólo lo estrictamente legal con sus hijas mayores, quienes tras el divorcio de sus padres cerraron filas entorno a su madre, pero que en los últimos tiempos habían vuelto a estrechar lazos con el tenor.
Numerosas propiedades en todo le mundo
La fortuna de Luciano Pavarotti, que vendió más de cien millones de discos, se estima en unos doscientos millones de euros aproximadamente. Cuando sus problemas con el fisco se convirtieron en la comidilla de los rotativos, sus ganancias ascendían a cincuenta millones de euros brutos al año entre conciertos y royalties sobre sus discos, cuya venta se ha disparado a raíz de su fallecimiento. Además Pavarotti supo invertir muy bien su dinero destinando gran parte a la compra de bienes inmuebles. Se estima que poseía unas quince propiedades, algunas de las cuales fueron a parar a manos de su ex mujer como acuerdo de divorcio (una villa en Saliceta, en San Giuliano, y algunos pisos en el centro de Módena además del contante y sonante que ascendía, según muchos, a cien millones de euros en total).
Estaba además su espléndida villa de Santa Maria in Mugnano, a las afueras de su ciudad natal, reestructurada hace tres años, con piscina cubierta donde hacía los ejercicios de rehabilitación que necesitaba, establo y el restaurante Europa 92, por no hablar de Villa Giulia, su casa de vacaciones situada en las colinas de San Bartolo, en Pesaro, o su lujoso apartamento de inmensa cocina y una enorme vidriera con vistas al Central Park de Nueva York, valorado en más de diez millones de euros; o también su enorme apartamento de Montecarlo y la casa de Barbados, lugar donde Luciano fue fotografiado por primera vez en romántica actitud con Nicoletta Mantovani en los albores de su romance a mediados de los años noventa.
Un inmenso patrimonio que gestionó su primera mujer durante muchos años y que en la última década administró Nicoletta y al que hay que añadir particiones en diversas sociedades, títulos y acciones.