Teresa Viejo es uno de los rostros más conocidos de la televisión. Muchos han sido los programas por los que ha pasado, aunque el que más popularidad le ha dado es El Primijuego. En este momento ha aparcado temporalmente la televisión porque quiere centrarse en el magacín que dirige en radio y, sobre todo, tener tiempo para dedicarse a su familia y, por otra parte, tener el hijo que ella y su marido están buscando desde hace tiempo.
—En los últimos años, tu nombre es un referente imprescindible a la hora de hablar de televisión. Has participado en infinidad de programas, aunque últimamente te has volcado en el mundo de la radio.¿En qué momento de tu vida descubriste tu vocación de periodista?
—Yo creo que soy periodista de toda la vida. En todos los recuerdos que tengo siempre aparece el mundo de la comunicación como mi meta profesional. Hay una anécdota que siempre cuento y que creo que refleja esto perfectamente. En el colegio, cuando tenía nueve años, hicimos un telediario y el resto de la clase dio por sentado que yo era quien tenía que presentarlo. No es que yo tuviera claro desde el principio lo que quería ser, es que era algo que sabían y compartían todas las personas que me rodeaban.
Embajadora de UNICEF
—Recientemente has sido nombrada embajadora de Unicef...
—Es una de las cosas más importantes que han sucedido en mi vida. Por primera vez me he dado cuenta de que tengo que trabajar para los demás y no para mí, y eso es algo inusual, porque la gente suele trabajar para sí misma sin pensar en los demás. Ahora tengo que hacerlo por personas que están al otro lado del planeta y que necesitan desde un trozo de pan o unos pantalones hasta su propia educación personal y asistencia sanitaria. Por mi nombramiento sólo puedo dar las gracias al equipo español de Unicef. Ser embajadora me parece una responsabilidad muy grande y un orgullo tremendo.
—¿Cuál es tu cometido?
—Mi tarea es muy amplia. Pero lo más importante creo que es un viaje que tengo que hacer a un lugar de campaña. Aún no sé el destino concreto, pero será uno de los puntos ‘calientes’ de acción que hay en este momento, como son la zona de los Grandes Lagos, en África; la India o El Salvador tras los terremotos que han sufrido. Tendré que ir allí y hacerlo con un equipo de prensa, y no quiero que se diga que estoy vendiendo solidaridad, sino que forma parte de mi compromiso ir con un equipo de prensa para que sepan qué es lo que allí se cuece. Pero como profesional, además de aportar mi imagen, quiero profundizar en la realidad concreta, quiero entrevistarme con las autoridades locales, saber el trato que las mujeres reciben en esos países, etcétera. Este es el proyecto más grande que tengo que afrontar, pero aparte del viaje, tengo que divulgar en España todas las acciones de Unicef, promover los derechos del niño...
—Pasando a un aspecto más personal. Tu casa es un perfecto reflejo de tu espíritu.¿Qué importancia le das tú?
—Mi casa es el depósito de tranquilidad emocional que necesito. Es mi refugio, es el lugar del mundo donde me encuentro más feliz. Aquí, mi marido y yo tenemos la suerte de tener un hogar en el que queremos seguir creciendo como personas y como familia.
—¿Cuál es el rincón más especial de tu casa?
—En mi casa he puesto todo mi cariño, pero creo que la habitación más importante de todas es una que tengo cerrada y sin decorar, y que será el cuarto de mi hijo cuando lo tengamos.
Una maternidad deseada
—Pelayo, tu marido, y tú lleváis nueve años casados.¿Cómo es vuestro matrimonio?
—Decir que en tantos años de matrimonio no ha habido crisis sería mentir. Es verdad que hay veces que has pensado en tirar la toalla, pero siempre he vencido la tentación cuando he visto a la persona tan extraordinaria que tengo a mi lado. Pelayo es un hombre muy positivo, optimista, inteligente, con una ironía aplastante...y todo eso te compensa de los malos momentos que puedas tener. Una persona se puede enamorar muchas veces en la vida, pero con mirar a los ojos únicamente no llega. Con Pelayo lo que ha pasado es que nos hemos mirado a los ojos y después hemos mirado los dos en una misma dirección. Eso es lo que te sirve para construir una relación sentimental. Yo sé que podría tener amores como muchas otras, pero sé que si les miro a los ojos no me durarían más de tres días.
—Antes nos hablabas de una habitación que tienes cerrada y que está destinada a tu futuro hijo.¿Cuántos hijos te gustaría tener?
—Yo creo que sólo voy a llegar a uno por una cuestión lógica de edad, porque el reloj biológico nos cuenta a todos. La verdad es que a mí me gustaría uno, aunque Pelayo quiere adoptar otro, tenemos esa idea, pero eso es algo que hay que preparar con calma y seguridad.
—¿Le habéis puesto ya fecha a ese hijo?
—La fecha ya se ha cumplido, tiene que venir cualquier día.