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La tensión política entre Marruecos y España y la dificultad que, para un reino como el marroquí, supone dar el visto bueno a un matrimonio tan desigual, son dos obstáculos muy difíciles de Salvar
No fue un torero de arte ni de exquisiteces, pero sí de una inmensa valentía. Cada tarde se jugaba la vida
Lalla Hasna el día de su boda, 1994. El Litri obligado por las circunstancias, se olvidó de la corte y buscó refugió en el campo. No sin antes prometer a la Princesa amor eterno
“El futuro de Marruecos depende de la mujer. Somos nosotras las que debemos inculcar a nuestros hijos el respeto hacia los derechos humanos y hacia el entorno en el que viven", dice la Princesa, madre de dos niñas
Se conocieron en España, en una finca privada, donde El Litri hacía sido invitado para participar en un tentadero. Nunca se habían visto con anterioridad, pero aquel encuentro, en el campo, entre caballos y toros, cambiaría sus vidas para siempre

22 NOVIEMBRE 2001
Diez años después de conocerse, su relación de amor ha quedado a disposición del mundo. Ya no es un secreto a voces: Miguel Báez Litri (1968) y la princesa Lalla Hasna (1967), hermana del rey Mohamed VI de Marruecos: separada y madre de dos niñas están enamorados o lo estaban hasta no hace demasiado tiempo... Y ahora, su romance podría convertirse en una historia de amor jamás contada. De hecho, nunca una princesa contrajo matrimonio con un torero. Y si en algún momento existió un romance similar en éste no se dio, a buen seguro, la circunstancia de que la dinastía de una princesa –hija y nieta de Reyes- enlazara con la de un torero, hijo y nieto de matadores.

El primer encuentro
Se conocieron en España, en una finca privada, donde El Litri, Miguel Báez Spínola, había sido invitado para participar en un tentadero. Nunca se habían visto con anterioridad, - existe otra versión que apunta a que su primera cita fue la Expo y el Pabellón de Marruecos- pero aquel encuentro, en el campo, entre caballos y toros; o en la ciudad, en Sevilla, cambiaría sus vidas para siempre.

El Litri en el reino de Marruecos
Se pierde el hilo de su relación, siempre resguardada del mundo por sus fieles amigos, hasta que, mucho tiempo después, reaparece Miguel Báez Spínola en el reino de Marruecos. Son muchos los testigos que presencian, entonces, cómo se va desarrollando su historia de amor con la Princesa. Cómo pasea, con familiaridad, por palacio, cómo se relaciona con todos los hermanos de Lalla Hasna –que la encubren- y cómo vive, en definitiva, su romántica historia en el corazón de la corte alauí.

Avión privado
No tiene residencia fija. Como un vagabundo enamorado va de plaza en plaza orgulloso de su dinastía. Se enfrenta al toro, se detiene en Huelva, a ser posible en Punta Umbría, feudo de su familia, y retoma, una y otra vez, por amor y por negocios, el camino que le conduce a Marruecos.
Lalla Hasna hará lo mismo. Con su avión privado llegará hasta alguno de los aeropuertos españoles y tomará, inicialmente, posiciones en el Parador de Oropesa, o en la residencia de algún amigo de confianza al que, sigilosamente, llega a recogerla la furgoneta del torero decorada con estampitas de vírgenes.

Por vocación y por sangre
Porque El Litri llevaba estampitas de santos como todos los matadores y fotos suyas para firmar a sus devotos seguidores... Aunque él no es un torero a la antigua usanza. De aquellos que se jugaban la vida para encontrarse con un plato caliente encima de la mesa a la hora de comer. Miguel Báez, hijo y nieto de matadores, nació en una familia con posibilidades y fue por lo tanto, su vocación taurina, lo que le llevó a enfrentarse al toro en los alberos de España. De hecho, podría decirse que Miguel Báez fue, junto a Francisco Rivera, el único que ha refrendado, a la vez que aumentaba su patrimonio, la leyenda de su apellido.

De los salones de Palacio a las plazas de toros
Permanece en la memoria de aquellos testigos la imagen de El Litri almorzando en palacio, paseando por los jardines, asistiendo a las fiestas veladas al resto del mundo. Cumpleaños de las princesas, o del mismo Príncipe heredero, el ahora Rey, Mohamed VI. Los integrantes de la Corte le tratan con cariño, con intimidad. Es evidente que pasa muchas horas entre ellos... y también que éstos no terminan de entender del todo que sea matador. Un torero de gran valor, poco refinado y sin exquisiteces, que se juega constantemente la vida con el único fin de cortar dos orejas... Y que, como marca la tradición, después de llamar a su madre, Conchita Spínola, se pone en contacto con Lalla Hasna para decirle que todo ha salido bien. No es la primera vez que ella, detrás de los muros de palacio, se desmaya cuando alguien de la cuadrilla le llama para contarle que El Litri ha sufrido una cogida.

Matrimonio impuesto
... Hasta que, un día el rey Hassan, fallecido en 1999, instó a su hija a cumplir con las reglas del Corán. Había de traer al mundo al menos a dos vástagos y para ello era necesario contraer matrimonio con un igual.
Si Lalla Hasna no hubiera salido de su reino, y no hubiera conocido a Miguel Báez, posiblemente se hubiera resignado a vivir la misma existencia que su madre, Latifa Hammun o la mayoría de sus tías... Aunque por otra parte, teniendo tan próxima a su hermana Lalla Mariam que consiguió que su padre consintiera que se divorciara –el segundo en la historia de Marruecos- de Fuad Filali, hijo del que fuera primer ministro del Rey Hassan, Abdelatif Filali, probablemente hubiera seguido sus mismos pasos.

... En el tiempo y en el desamor
Miguel Báez, El Litri, hijo de uno de los grandes toreros de la segunda mitad del siglo XX, El Litri, y de Conchita Spínola, dama de la alta sociedad y sobrina del cardenal Spínola –fundador de El Correo de Andalucía-, dejó las plazas en el mes de diciembre de 1999. No sin antes vivir un apasionado romance –el único que se le ha conocido- con Eugenia Martínez de Irujo, la única hija de la duquesa de Alba. Coincidieron ambos en el tiempo y en el desamor. La duquesa de Montoro había roto su relación con el que hoy es su marido, Francisco Rivera... Y El Litri, obligado por las circunstancias, se olvidó de la corte y buscó refugió en el campo. No sin antes prometer a la Princesa amor eterno.

Cumpliendo con la Ley de El Corán
Lalla Hasna cumplió la voluntad de su padre. Se vistió de novia, se bañó con flores, se tatuó el cuerpo con gena y se entregó, en 1994, al marido elegido: el cardiólogo Kalil Benharbit. Después tuvo dos niñas: Lalla Oumaina y Lalla Nouhaila. Cumplimentadas las imposiciones de El Corán y con el apoyo de su hermano, el rey Mohamed, la máxima autoridad religiosa; (sólo debe rendir cuentas a Dios), Lalla Hasna puede decir ya que es una mujer divorciada.

De los caballos al mar
Desde hace ya algún tiempo, Miguel Báez y la princesa se ven en La Aliseda, la finca que el ex torero se ha comprado en Cáceres. En una mansión rodeada de jardines y naturaleza, desde la que se vislumbran los toros y los caballos como si formaran parte del paisaje. A ambos les encanta montar a caballo –la cuadra de la Casa Real Marroquí está considerada como una de las mejores del mundo-, contemplar el fuego en la chimenea... Y cuando el mundo se les queda pequeño, entonces planean un viaje o se hacen a la mar porque a los dos les llama, también, poderosamente la atención, navegar.


 
 

 

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