El príncipe Raniero, su hijo, el príncipe Alberto, y su hija mayor, Carolina, con su esposo, Ernst de Hannover, a la salida de la catedral de Mónaco

Una bella imagen de Carolina, Ernst de Hannover, Carlota y Alexandra

La princesa de Mónaco ha recuperado todo el esplendor de antaño. En la imagen, saluda a los monegascos desde el balcón principal del palacio Grimaldi

 
EL REGRESO DE CAROLINA DE MÓNACO

Mientras Carolina asistía a la gala de Escada, el príncipe Alberto, el príncipe Raniero y sus tres nietos mayores, Andrea, Carlota y Pierre, fueron espectadores de lujo en el partido de fútbol que enfrentó al equipo de Mónaco y al París Saint-Germain y que terminó con la victoria del equipo monegasco por dos goles a cero. Carlota, convertida en una bella adolescente, fue la única que no prestó demasiada atención al encuentro.

Pasaron los tiempos difíciles
La Fiesta Nacional de Mónaco, que se celebra el 19 de noviembre, se inició con una solemne misa en la catedral, oficiada por monseñor Bernard Bassi, nuevo arzobispo del Principado. Raniero y Alberto, heredero del trono, con uniforme de gala, ocuparon un lugar preferente en el templo. También estuvieron presentes Carolina y Ernst de Hannover, la princesa Estefanía, y la princesa Antoniette, hermana del soberano.

Una vez finalizada la ceremonia, la familia soberana se trasladó al palacio para el momento más esperado de todos los años: la aparición de los Grimaldi en el balcón principal de la mansión real. La hija pequeña de Carolina, Alexandra, se convirtió, con tan sólo 16 meses, en la protagonista absoluta. El público, congregado en la plaza, no dejó de aplaudir a la niña, a la vez que coreaba su nombre. Asomándose entre los balaustres de la barandilla, señalando con el dedo, o poniendo muecas, la princesa Alexandra llamó la atención de todos.

Raniero, muy feliz, pudo disfrutar de la compañía de su familia y olvidar los difíciles momentos pasados. El príncipe fue operado de urgencia a principios de año, y se le extirpó parte de un pulmón. Poco después, sufrió otra intervención, pero afortunadamente, y a pesar de su avanzada edad, Raniero se ha recuperado. Su restablecimiento ha sido lento, pero antes del verano ya estaba de nuevo volcado en los asuntos del Principado.

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