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Mapa de situación.
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Cañón del Caracena.
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El Cañón del Caracena en la ladera soriana de la sierra de Pela.
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La sierra de Pela se halla en el extremo Suroccidental de Soria, marcando la raya con Guadalajara y Segovia, y es en este rincón tan solitario y poco conocido de la vieja Castilla donde se esconde uno de los parajes que más honda huella pueden dejar en la memoria de un amante del paisaje: el cañón fluvial que separa —o más bien une— las poblaciones de Tarancueña y Caracena. Tarancueña es un lugar equidistante entre El Burgo de Osma (Soria), Atienza (Guadalajara) y Ayllón (Segovia) que en otro tiempo fue importante, como lo demuestra la campaña que Almanzor emprendió en el año 981. Y no digamos Caracena, que hasta 1833 fue señora de 20 aldeas, incluida Tarancueña. Hoy no lo son ninguna de las dos. Así se explica que para ir de ésta a Caracena, que está a sólo seis kilómetros río abajo, haya que dar un rodeo de 50 por carretera. Mejor ir, pues, caminando por el cañón.
MARCAS DE PINTURA ROJA Y BLANCA
Justo a la entrada de Tarancueña, si se accede desde Osma o desde Atienza —o a la salida, si de Ayllón —, sale una pista de tierra señalizada con pequeñas marcas de pintura roja y blanca correspondientes al Sendero Ibérico Soriano GR-86, que van a acompañar al senderista a lo largo de la jornada. Hay que bajar inicialmente por este camino en coche para, en cosa de un kilómetro, aparcar en un rellano junto a un colmenar. A partir de aquí, la pista empeora sensiblemente y, tras rebasar unos esplendorosos trigales, una chopera y unas casas de labor, se reduce a un senderillo que discurre pegado al río Adante, o Caracena, por el fondo de un amplio y solitario cañón pelado, sólo mitigado por los buitres leonados que hacen guardia en los barrancos desiertos y escarpados de la sierra de Pela, donde forman muy nutridas colonias.
POBLADORES DE LA ANTIGÜEDAD
A una hora y media del inicio, tras vadear un par de veces el río, se alcanzan los Tolmos, dos cerros calizos que han resistido incólumes la erosión en mitad del cañón. Aquí se han hallado restos de un poblado de la Edad del Bronce, que prueban la relevancia que esta esquina de Soria tuvo en épocas remotas, aunque no son los únicos vestigios arqueológicos de la zona. Y es que cerca del cañón del Caracena, sobre un cerro pelado de roja arenisca del vecino término de Montejo, se hallan las ruinas de una ciudad que tuvo teatros, piscinas climatizadas y mansiones de 35 habitaciones: Tiermes, la Pompeya española.
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