Si le apetece pasar unos días de relax en pleno contacto con la naturaleza y lejos de los típicos destinos vacacionales, le recomendamos hacer una escapada a Sylt, una preciosa isla alemana, situada en el Mar del Norte. Para llegar hasta este paraíso lleno de landas florecientes y majestuosos acantilados, es necesario coger un tren que atraviesa un dique de 11 kilómetros de largo y que une Sylt con la costa continental.
Para empezar el recorrido por la isla, nada como darse una vuelta por la ciudad de Westerland, la más grande y destacada de Sylt. Su acuario y sus centros balnearios y de talasoterapia ponen de manifiesto la importancia del mar en la vida de los habitantes de la zona, que tradicionalmente siempre han sido marineros y cazadores de ballenas.
Si prefiere descubrir la parte más tradicional de Sylt es mejor que se dirija hacia las zonas rurales de la parte oriental de la isla. Allí se encuentra lugares como Kampen, Morsum, Archsum, Munkmarsch o Tinnum, pintorescas localidades salpicadas de casas típicamente frisonas con techo a dos aguas cubierto de cañizos, donde se puede adquirir alguna pieza de artesanía o disfrutar de la gastronomía de la zona a base de pescado y marisco. Desde estos pueblecitos muy fácil alcanzar el puerto de List, la zona más al Norte de Sylt.
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