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(Portugal)

Parque Nacional de Peneda-Gerês

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Confluencia de Caniça, Serra do Gerês, en el Parque Nacional.

Vista panorámica de la localidad de Pitões das Júnias.

Adentrarse en Peneda-Gerês, al Norte del país, es descubrir a cada paso un lugar donde detenerse. De todo tiene: aldeas tradicionales, miradores, embalses, cascadas o vestigios romanos decoran este accidentado espacio dispuesto en forma de herradura, cuyos extremos parecen abrazar el Sudoeste de la provincia de Ourense, con la que tiene más de 100 kilómetros de frontera en común. La Portela de Homem da acceso a la zona más conocida del parque y marca el límite entre España y Portugal o, lo que es lo mismo, entre Serra do Xurés y Peneda-Gerês. En realidad, uno es continuación del otro, aunque con sus peculiaridades. La Portela, en lo más alto del puerto, fue un importante puesto fronterizo y, aunque hoy poco queda de antaño, es el mejor lugar para observar restos de la vía romana que unía Braga con Astorga.

La carretera que se adentra en el corazón de este espacio desciende en zigzag entre un frondoso bosque de pinos y encinas descubriendo en cada curva un hallazgo a cual más sorprendente. En una, un torrente que precipita sus aguas; en otra, una fuente; más tarde, uno de los mojones milenarios que medían las millas de la Geira (la vía romana) y, poco después, el espectáculo visual del embalse de Caniçada, donde el Cávado y su afluente el Caldo son transformados en lago en medio de un paisaje verdoso. Los caminos que surgen a uno y otro lado de la carretera merecen su tiempo, como el que lleva a la cascada do Arado, al mirador de Pedra Bela o a Campo do Gerês, que ofrece una magnífica panorámica del embalse de Vilarinho das Furnas y cuenta con un museo etnográfico sobre el pueblo que en 1970 quedó anegado por sus aguas.

Prohibida su reproducción total o parcial. ©2006 Hola, S.A.

  

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