Bodegas de famosos que se apuntan a la fiebre del vino
En época de vendimia os proponemos una ruta de la Ribera del Duero a la Ribeira Sacra por las bodegas de nuestras ‘celebrities’. Te damos las pistas de quiénes son los que te abren las puertas de su casa y te reciben con una copa de vino en la mano.
ANDRÉS INIESTA
Andrés Iniesta y su familia tenían un sueño desde hacía años, el de construir una bodega propia para elaborar vino de calidad con las uvas de sus viñedos de Fuentealbilla, la localidad de Albacete que tanta fama le ha reportado el futbolista de la Selección Española. En 2010 el sueño se hizo realidad y hoy entre las cuencas de los ríos Cabriel y Júcar se levanta la Bodega Iniesta, perteneciente a la D.O Manchuela y rodeada de más de 120 hectáreas de viña de variedades autóctonas e internacionales. Además de una amena y didáctica visita guiada (10 €), donde sumergirse en todo el proceso de elaboración de sus caldos siguiendo a las uvas desde que están en el viñedo hasta que llegan a la copa y que concluye con una degustación, la bodega familiar de Iniesta también cuenta con un restaurante en el que poder acompañar sus platos con los vinos de la casa, Corazón Loco y Finca El Carril.
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ROBERTO VERINO
Es otro de los famosos a los que el noble arte de la elaboración del vino le viene de antiguo. Fueron sus abuelos maternos, cultivadores de viñas en la zona de la Ribeira Sacra, quienes engendraron en él la curiosidad y fue él, cabeza visible de la familia Mariño, quien a principios de los noventa puso a rodar el proyecto de Gargalo, descubriendo a la mayoría la existencia de una denominación de origen más en Galicia, la de Monterrei y reinvidicando así la vocación vinícola de Verín y su comarca. Rodeado por ocho hectáreas de viñedos, su bodega ourensana, a los pies del castillo de Monterrei, formada por tres grandes cubos de granito cuyos vértices señalan los puntos cardinales e integrada en el paisaje sin distorsionar el entorno, es un referente de prestigio dentro del mundo del vino gallego.
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CARLOS FALCÓ
Partiendo de una tradición agraria varias veces centenaria y con el mismo espíritu que animó a sus antepasados, Carlos Falcó, Marqués de Griñón, se propuso convertir la marca ‘Marqués de Griñón’ en símbolo de excelencia para el vino y el aceite de oliva. Y ahí sigue desde sus dos pagos: Dominio de Valdepusa -la primera finca española en recibir el reconocimiento de una D.O. de pago-, situada en Malpica del Tajo (Toledo), y El Rincón, en la localidad madrileña de Aldea del Fresno, de la D.O. Vinos de Madrid. Las visitas a la primera se hacen de forma exclusiva y reducida y ofrecen visita a los viñedos, catas dirigidas y almuerzos caseros, gastronómicos o con menú diseñado por un chef de reconocido prestigio nacional.
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FRANCISCO RIVERA
Aportar un granito de arena fue la apuesta de Francisco Rivera con la bodega Liba y Deleite, cuyos vinos ‘Acontia’ se producen en Castilla y León bajo las Denominaciones de Origen Ribera del Duero y Toro. El torero no es un experto en vinos, pero los vinos de calidad envejecidos en barricas 100% español que elabora esta bodega fundada por sumilleres le gustan. Ambas bodegas –la primera situada en Bocos de Duero, Valladolid, y la otra en Morales de Toro, Zamora- son visitables previa cita y en caso de esta última, es posible el alojamiento en Duermevela, el elegante hotel anexo situado en el mismo viñedo.
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EMILIO ARAGÓN
La historia nace de un hombre con un sueño y una capacidad: Fausto González, capaz de aunar ilusiones e involucrar a familiares y amigos empresarios con el objetivo de conmocionar una región, Castilla-La Mancha. Entre sus amigos está Emilio Aragón, quien asumió el gran reto de contribuir en la construcción en La Guardia, Toledo, de la bodega Martúe que desde 2002 es una realidad y actualmente una de las pocas bodegas que cuentan con la distinción de Pago, la máxima calificación, por encima de las D.O. Entre sus actividades de enoturismo proponen conocer sus fincas, degustar los vinos de sus tres bodegas –Viñedos de Nieva, de la D.O. Rueda, y Seis Quintas, de la D.O.C Douro-, hacer catas privadas, comprar en su tienda y disfrutar de una magnífica cocina tradicional en un ambiente acogedor y familiar.
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AMAYA ARZUAGA
Desde un masaje sensitivo en su Wine Spa a un taller de iniciación a la cata, una mañana temática en la bodega, una comida en su restaurante o una estancia en su hotel entre viñedos. Estas son algunas de las experiencias de enoturismo que propone en la localidad vallisoletana de Quintanilla de Onésimo, en plena Ribera del Duero, las bodegas Arzuaga Navarro, propiedad de la familia de la diseñadora de moda vallisoletana. Fundadas a principios de la década de los 90, las bodegas son ejemplo de la dedicación y pasión por la tierra y el vino de esta estirpe que posee la mayor extensión de viñedos propios de la Milla de Oro, además de una reserva cinegética de caza mayor. La diseñadora colabora directamente con el negocio y ha dado nombre a uno de sus vinos más estilosos, un tinto creado a partir de una selección de las mejores uvas en los pagos de la finca La Planta.
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