Orangutanes en la selva de Borneo
En el parque nacional de Tanjung Puting, al sur de esta isla asiática, es posible vivir un encuentro cercano en su medio natural con estos últimos grandes simios, que comparten con los humanos hasta un 96% de su código genético.
Esta entrega de alimentos es algo necesario para mantener la población de orangutanes. Igual que los humanos, estos simios necesitan un largo periodo de aprendizaje. La cría aprende de la madre y de otros miembros de la comunidad a manejarse en la selva, desde cómo encontrar alimento a preparase un albergue cada noche. Cuando, por una razón u otra, las crías pierden a la madre, quedan indefensas, como un niño pequeño. Por eso necesitan de la ayuda de los investigadores del parque, que los cuidan casi como a sus propios hijos. Además, la pérdida paulatina del bosque hace que los orangutanes no cuenten ya con la extensión necesaria para procurarse alimento por ellos mismos.
En los últimos años se recuerda mucho las investigaciones de Jane Goodall sobre los chimpancés o las de Dianne Fossey sobre los gorilas de montaña. Ambas participaban en proyectos impulsados por Louis Leakey, un paleontólogo que dedicó su vida a buscar las claves del origen del ser humano. Pero lo que no es tan conocido es que también motivó a una tercera mujer a llevar un estudio semejante con los orangutanes de Borneo. Así, Biruté Galdikas inició en Tanjung Puting, en 1971, un trabajo que se ha convertido en el estudio más largo realizado jamás en la historia de la ciencia por un investigador importante sobre cualquier animal salvaje.
En un recorrido por este parque también se pueden ver otras especies animales de interés, como el búcero de enorme pico, el mono narigudo -que sólo viven en las junglas de Borneo- o el gibón. Alrededor, sobre todo al amanecer y al atardecer, la selva bulle con sonidos extraños: otros animales, invisibles para el ojo poco experimentado, van en busca de alimento. Es fácil sentirse en un lugar especial.
Una regla en las visitas a este parque nacional es que no se debe tocar a los orangutanes. Pero, ¿qué ocurre si son ellos los que te cogen de la mano y te acompañan al caminar? ¿y si se abrazan a tus piernas? Los propios cuidadores reconocen que en ese caso es imposible luchar contra esa espontaneidad de los simios, con la consiguiente alegría de los visitantes, que se enfrentan a una de las experiencias más memorables de su vida: el contacto con uno de los grandes simios en la selva tropical.
Guía práctica
La visita al parque se realiza haciendo diferentes paradas en lugares establecidos de la estación científica. Desde Kumai se viaja en barco. El capitán suele ejercer también de guía en esas visitas, donde se producen los encuentros con los orangutanes. A la caída de la tarde hay que salir del parque, para lo que sólo es necesario pasar a la otra otra orilla del río y pasar allí la noche. La cantidad de luciérnagas es increíble. Una excursión normal es de tres días con dos noches, aunque lógicamente es posible acortarla o alargarla según los intereses del visitante.
Más información
Tanjung Puting National Park and the Orangutans
Y en Borneo no te pierdas…
Banjarmasin, llamada la “Venecia de Borneo”, es famosa por los canales que cruzan la parte antigua de la ciudad, con casas construidas sobre pilotes, y el extraordinario mercado flotante que se desarrolla por la mañana muy temprano. En la isla es posible también remontar un río desde la desembocadura hacia el interior, en un recorridos que pueden ser de uno o varios días; tres ríos recomendables: el Barito, el Kapuas y el Mahakan. Martapura es una población con un mercado interesante, famosa por su comercio de diamantes, y en Negara los pastores de búfalos de agua pastorean a los animales en las zonas pantanosas a bordo de piraguas.
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