Mucha de la información sobre salud que circula en Internet no es fiable. Algunos artículos responden a intereses económicos, otros a ideologías que no están respaldadas por la comunidad científica y otros, simplemente, contienen datos o consejos desactualizados. Así, por ejemplo, si buscamos en Google información sobre un “dolor punzante en un costado”, podemos encontrar desde webs o blogs de profesionales sanitarios sobre contracturas, contusiones, fisuras musculares o dolores pre-infarto hasta foros con remedios caseros, soluciones homeopáticas o técnicas de masaje que uno mismo puede realizarse sin pasar previamente por la consulta de un especialista para descartar que nuestro dolor responde a una enfermedad grave.
Esta es la realidad a la que se enfrenta el 60,5% de usuarios que hoy en día utiliza Internet para realizar consultas de salud. Los temas sobre los que buscan asesoramiento son, mayormente, de nutrición, alimentación y estilos de vida saludables (54,2%); enfermedades diagnosticadas (52,1%); síntomas (50,9%) o remedios (47%), según datos recogidos por el Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información (ONTSI).
Recurrir a Internet para buscar información sobre cualquier dolencia no es, en absoluto, una mala idea. Eso sí, siempre y cuando seamos conscientes de que el Dr. Google no sustituye a nuestro médico de cabecera. La red ofrece grandes posibilidades de convertirse en un paciente activo, involucrado plenamente con su patología y sus cuidados. Pero hay que ser conscientes de que podemos encontrar de todo. De ahí que mantener los cinco sentidos a punto y saber discernir entre aquella información que es falsa o poco fiable y aquella que nos ayudará a estar más formados e informados, es primordial.
Seis consejos para saber reconocer información de salud fiable en Internet
La primera precaución que debemos tener en cuenta antes de teclear en el buscador el síntoma o la enfermedad sobre la que necesitamos información es que todo lo que encontremos será orientativo y que en ningún caso sustituirá a la que puedan darnos los profesionales sanitarios en consulta. Tanto el diagnóstico como el tratamiento de una enfermedad es un tema muy personalizado. Si la web se anuncia como reemplazo de una consulta médica o recomienda tratamientos sin consultar a un médico, no necesitaremos más pistas para saber que nos encontramos ante un caso que no merece nuestra confianza. En caso contrario, las “pistas” que nos harán descubrir que estamos ante una web o blog fiable son:
- Autor del texto y resumen de su currículum. Una web fiable no será anónima. Los responsables aparecen de una forma clara y visible en un apartado de “Acerca de” o “Quiénes somos”, donde debe venir toda la información de quiénes son los autores, quiénes publican, qué especialidad tienen, dónde trabajan, etc. Hay muchas páginas web que ofrecen información sobre salud y medicamentos, donde el anonimato propio del medio las hace vulnerables a cualquier tipo de comentarios por personas no cualificadas.
- Fecha de publicación y modificación de la información. La información en Internet también caduca, especialmente toda aquella relacionada con protocolos médicos. Lo que hoy en día se hace de una forma, mañana ha cambiado radicalmente. Conociendo la fecha de publicación o actualización de la información podremos saber si accedemos a un contenido fiable.
- Fuentes, referencias, bibliografía, enlaces… No debemos confiar en una página web exclusivamente por la calidad de su redacción, el uso de un lenguaje técnico o su buena imagen. La alusión a una determinada fuente o la inclusión de un enlace nos permite comprobar si los datos que se ofrecen son reales. Si esto no aparece, por muy profesional que sea el autor, debemos tomar la información como basada en opiniones personales.
- Forma simple de contacto (formulario, correo electrónico) para comunicarse con el autor.
- Requisitos legales. Existe determinada información sobre protección de datos, aviso legal, condiciones de uso, política publicitaria, respeto a la privacidad o código deontológico que debe figurar en algún lugar de la web.
- Sellos de calidad. La presencia de un sello de calidad hace notar la preocupación del autor y el compromiso por ofrecer un sitio de calidad. No es lo mismo seguir foros donde cualquiera explica su caso y da consejos sin base científica, a informarse en foros, webs o blogs avalados por instituciones sanitarias de prestigio. Con la intención de facilitar la situación y minimizar en lo posible estos problemas, algunas instituciones han creado sellos para acreditar a webs con interés sanitario: PortalesMedicos.com, el Colegio de Médicos de Barcelona (WMA es el programa de acreditación de webs médicas) y Health On the Net Foundation (certificado HONcode).
Pese a tener presente estas claves para saber distinguir una página web de información de salud fiable de otra que no lo es, sigue siendo necesario hacer una lectura crítica de la información contenida. Lamentablemente, detrás de una información que consideramos objetiva y rigurosa puede haber intereses económicos ocultos que solo se perciba adoptando una actitud inquisitiva.