“Poca gente es consciente de los problemas dermatológicos que supone tanto el consumo de tabaco activo como el sufrimiento pasivo del humo del tabaco”. Esta afirmación, realizada por el doctor Miguel Aizpún, portavoz de la Academia Española de Dermatología y Venearología (AEDV) tras la entrada en vigor de la Ley del Tabaco del 1 de enero de 2006, pone de manifiesto el desconocimiento generalizado de los efectos del tabaquismo sobre la piel. ¿Y tú? ¿Sabes cómo le afecta el humo del tabaco a tu cutis?
Seguro que tienes claro que fumar ocasiona importantes daños a los órganos internos, como los pulmones o el corazón entre otros, pero también es importante destacar los perjudiciales efectos del tabaquismo en la piel, el sistema óseo, o la boca, que han sido ampliamente documentados en diversos estudios científicos.
El doctor Douglas Model definió el rostro del fumador a partir de una investigación que publicó en el British Medical Journal, donde informa que la mayoría de los fumadores con más de 10 años de consumo pueden identificarse sólo por el examen facial. Así, el rostro del fumador tiene las siguientes características:
- Arrugas marcadas, provocadas en gran medida por la contraccióne los labios al fumar y el acto de entrecerrar los ojos para evitar el humo.
- Aspecto facial demacrado con prominencia de los huesos.
- Apariencia grisácea de la piel.
- Manchas color púrpura.
Y es que, el humo del tabaco afecta negativamente a la piel de dos formas: el aire contaminado con humo seca la piel y fumar reduce la cantidad de flujo sanguíneo que llega a ésta, lo que la priva de oxígeno y otros nutrientes esenciales y provoca deshidratación en la superficie cutánea. La piel de la mujer se ve más afectada por el tabaco que la del hombre debido a su delicadeza. En este sentido, la doctora Mireia Jané, afirma que "hay estudios que sugieren que más allá de los 39 años de edad, las mujeres serían más propensas a tener arrugas como consecuencia del tabaquismo que los hombres".
La nicotina eleva los niveles de vasopresina, una hormona que estimula la contracción de las fibras musculares, aumenta la presión sanguínea y disminuye los estrógenos en mujeres, lo que favorece la aparición de sequedad y atrofia cutánea, además de la posibilidad de la aparición de vello. Asimismo, disminuye la absorción de la vitamina A, altera el colágeno y la elastina.
Pero además del rostro, los fumadores también presentan otros efectos visibles como la pigmentación amarillenta alrededor de los dedos, de las manos, de los dientes e incluso el cabello puede adquirir ese tono amarillento.
Problemas de cicatrización
Además es importante destacar los trastornos que ocasiona el tabaco en la cicatrización de las heridas. Esto se pudo comprobar por primera vez en la década de los 70. Posteriormente, en estudios realizados a pacientes que se sometieron a operaciones estéticas, se demostró que las mujeres que seguían fumando tras la cirugía tenían una cicatrización lenta y peor, ya que el humo afecta a la oxigenación de los tejidos, disminuyendo la circulación e intoxicando la sangre.
En definitiva, muchos de los problemas provocados por el tabaco suelen manifestarse a nivel estético que generalmente los fumadores no suelen tener en cuenta. Sin olvidar que los perjuicios ocasionados a nivel dermatológico son importantes y además, pueden llegar a ser irreversibles en el caso de la aparición y desarrollo de diferentes patologías, como
pueden ser distintos tipos de cáncer.
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