Fieles a la tradición, los príncipes Alberto y Charlene han asistido a la misa de Santa Devota, patrona de Mónaco. Como cada 27 de enero, la ceremonia ha tenido lugar en la catedral del Principado. En esta ocasión, los monarcas no han estado acompañados de los mellizos Jacques y Gabriella (9), que acapararon toda la atención en la quema de la barca en la noche del viernes, ni ningún otro familiar, tan solo de las autoridades locales y religiosas.
Esta es una estampa muy diferente a la del 2023, cuando la princesa Charlene tuvo que acudir sola al servicio religioso porque el príncipe Alberto se había contagiado de COVID-19 y solamente se unió a su familia en el balcón del Palacio para ver la posterior procesión protegido con mascarilla. En 2022, por el contrario, la gran ausente fue la Princesa que aún estaba recuperándose en una clínica en el extranjero. Aquel año, también estuvo marcado por la inesperada presencia de Nicole Coste, madre de Alexandre Grimaldi, segundo hijo del príncipe monegasco.
El impredecible estilo de Charlene de Mónaco, la 'royal' que más gasta en moda
Siguiendo la sobriedad que requería el evento, la princesa Charlene se ha decantado por un estilismo muy sencillo y elegante. Un traje azul marino, el mismo color que ha elegido el soberano, de chaqueta abotonada con grandes solapadas y un pantalón de acabado satinado. Un look que ha complementado con una bufanda en la misma tonalidad. En lo referido a las joyas, la princesa Charlene ha apostado por llevar únicamente unos discretos pendientes de brillantes.
Tras esta misa ha dado comienzo una procesión que los Príncipes han seguido desde el balcón del Palacio y con la que se ha puesto el broche de oro a las fiestas de Santa Devota que dieron el pistoletazo de salida este viernes con la llegada de la barca al puerto para ser incendiada una vez se bendicen las reliquias. La leyenda cuenta que la patrona de Mónaco fue martirizada en el año 304 en Córcega y se ordenó que se quemase su cuerpo, pero unos cristianos consiguieron huir con él para darle sepultura. Por eso uno de los símbolos más impresionantes de esta cita es el momento en el que la pequeña embarcación empieza arder en el puerto de Hércules, práctica que se reinstauró durante el tiempo de Luis II como príncipe soberano.
La presencia de la princesa Charlene en este evento tan importante demuestra que, poco a poco, la esposa del príncipe Alberto va retomando con normalidad sus deberes en los actos públicos del principado tras un tiempo apartada de sus obligaciones por distintos problemas de salud. Entre sus últimas apariciones cabe destacar el saque de honor en un partido de fútbol a principios de semana en el que protagonizó unas imágenes que dejan patente la buena sintonía que comparte con su cuñada Estefanía y la celebración de su 46 cumpleaños el jueves 25 de enero en el Mercado de la Condamine junto a su marido y sus hijos.