La princesa Charlene de Mónaco lleva un mes de lo más ajetreado. A su antes desahogada agenda se han comenzado a sumar numerosos actos oficiales, por lo que todo apunta a que tras un periodo de asentamiento en su papel de princesa, la esposa del príncipe Alberto ha comenzado a ser una princesa a tiempo completo. "Lo que se espera de mí en un futuro cercano es que sea princesa a tiempo completo. Creo que, como todo el mundo, necesito un tiempo para acostumbrarme" declaraba la princesa Charlene a mediados del año pasado.
Los numerosos compromisos buscan hueco en la vida de Charlene, y ella cómodamente y con una sonrisa va cumpliendo con ellos. Presidenta en el 30º Campeonato Internacional de Natación de Montecarlo, inauguración de una exposición ecológica, entrega de premios, del 52º Festival de Televisión de Montecarlo la inauguración del nuevo espacio del conocido mercado de La Condamine… la princesa esta aquí y esta allí, sonriente, distendida y acertada en todos y en cada una de sus apariciones públicas.
La última de ellas tuvo lugar ayer, y a juzgar por las imágenes parece que Charlene se divirtió mucho. La princesa fue la encargada de hacer entrega de los certificados y diplomas a un grupo de universitarios que por fin se graduaban en la Escuela Internacional de Mónaco. Enfundada en un discreto vestido negro de anchos tirantes y corte asimétrico, que combinó a la perfección con unas originales sandalias, Charlene no solo dio personalmente la enhorabuena a cada uno de los estudiantes, sino que también se fotografió junto ellos y estuvo a su lado en el tradicional lanzamiento de birrete.
Con una gran sonrisa, que evidencia que cada día se siente más a gusto en su papel, la princesa vivió una jornada de lo más distendida, en la que se mostró muy cercana y accesible.
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