Harry de Inglaterra, hermano del duque de Cambridge, está de celebración. El joven cumple este viernes 33 años en uno de sus momentos más dulces. Su relación con la actriz estadounidense Meghan Markle está más que asentada y parece que el anuncio del compromiso matrimonial entre ambos podría ser inminente, lo que supondría que este fuera su último cumpleaños de soltero. Además, goza de una gran popularidad, en gran medida, por seguir la estela de su madre, Diana de Gales, con las causas benéficas.
Atrás quedó la época en la que el joven príncipe estaba envuelto en polémicas por sus alocadas fiestas o por sus peleas con los fotógrafos, ahora Harry está muy comprometido con su labor institucional y ha logrado la estabilidad sentimental con la intérprete de 36 años, con la que lleva saliendo desde hace un año lo que ha hecho disparar los rumores sobre su boda.
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La relación entre ambos va más que en serio. El noviembre pasado el Palacio de Kensington, residencia oficial del príncipe, emitía un comunicado sin precedentes en el que denunciaba el acoso mediático que sufría su "novia". En todo este tiempo la pareja ha hecho lo posible por verse pese a la distancia -Meghan reside en Toronto donde rueda la serie Suits- como ocurrió el pasado agosto con motivo del cumpleaños de la actriz. El hijo de la malograda Lady Di le preparó a su pareja un romántico fin de semana por África que planeó al detalle, un continente con mucho significado para los más jóvenes de los Windsor ya que fue allí donde el príncipe Guillermo le pidió matrimonio a la duquesa de Cambridge.
Hace unas semanas era Meghan Markle la que hablaba de su relación. "Somos felices y estamos enamorados", declaró en una entrevista con la revista Vanity Fair en la que también reveló que "estuvimos saliendo de manera discreta durante seis meses antes de ser noticia y yo estuve trabajando todo el tiempo, lo único que ha cambiado es la percepción de la gente. No ha cambiado nada en mí. Soy la misma persona, mi relación no me define”. Unas declaraciones que volvieron a aviviar las especulaciones sobre un posible compromiso.
El hipotético anuncio de la boda para 2018 vendría en un momento inmejorable para la Familia Real británica. La feliz noticia sería el broche de oro de un año cargado de buenas noticias después de que los duques de Cambridge anunciaran que esperan su tercer hijo. De hecho, la próxima semana se celebrarán los Juegos Invictus en Canadá y podría ser el momento elegido por la pareja para hacer su primera aparición pública.