Desde que hiciera su primera aparición pública el 23 de julio en su presentación oficial a la salida de la maternidad del Hospital St. Mary en Londres, todo el mundo ha intentado buscarle parecido al pequeño Príncipe de Cambridge, primogénito de los Duques de Cambridge y futuro Rey de Reino Unido. Algunos se abstuvieron entonces de opinar por considerarlo demasiado pronto para dar una respuesta fundamentada y definitiva, sin lugar a dudas ni al desmentido del tiempo: los niños cambian en días. Hoy, tres meses después, hemos comprobado cómo ha crecido el pequeño con ocasión de su bautizo en la íntima capilla real de St. James, la segunda aparición pública desde su nacimiento, y contagiados por la alegría del feliz acontecimiento para la Familia Real inglesa, volvemos a plantearnos la cuestión.
Hay opiniones para todos los gustos. Unos consideran que el bisnieto de la reina Isabel guarda gran parecido con los Windsor y con los Spencer, y por tanto con su padre, el príncipe Guillermo. Otros, sin embargo, apuntan que tiene un aire a la mamá. Y otros, como es nuestro caso, que el niño es una mezcla de sus padres y que la balanza de los parecidos no se inclina radicalmente a uno u otro lado. Parece que el príncipe George ha sacado la nariz y la frente del príncipe Guillermo, pero también la mirada más viva y penetrante de su madre, la duquesa Catherine. El corte de cara algo más ovalado que el del Duque tal vez se parezca al de la Duquesa como también el gesto más dulce de la boca, aunque la expresión del rostro recuerda a la inolvidable Diana de Gales. Para que pueda sacar sus propias conclusiones, rescatamos una fotografías de bebés de los padres además de las de ayer del príncipe George.
Parezca a quien se parezca, lo cierto es que el príncipe George de Cambridge ha dado la mejor de sus caras en este primer compromiso oficial. El príncipe Guillermo siempre se refiere al gran carácter de su pequeño, pero ayer dio muestras del mejor comportamiento. Con todos los ojos clavados en él, Su Alteza el Príncipe George Alexander Louis de Cambridge hizo una perfecta exhibición del protocolo en una histórica ceremonia bautismal que reunió a cuatro generaciones de la Familia Real inglesa. Según los asesores, el príncipe George no dijo ni pío cuando recibió las aguas bautismales por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby: “Entró sonriente, salió sonriendo y, en todo cuanto somos conscientes, sonrió”. El príncipe Guillermo no pudo resistir mencionar su buen comportamiento: “Es la primera vez que él ha estado tranquilo todo el día”. Él en cambio lloró y lloró durante su bautizo. Tal vez haya heredado su carácter.